Entre 1945 y 1946, en la ciudad alemana de Nüremberg, la opinión pública mundial siguió con atención los juicios que un Tribunal Militar Internacional, impulsado por los países aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial, llevaron adelante contra las caras más visibles del régimen nazi de Adolf Hitler, acusados de cometer innumerables atrocidades.
Casi setenta años después, organizaciones sociales de todo el planeta coinciden en que las corporaciones acusadas por crímenes ambientales y la desaparición de poblaciones enteras, tienen que ser juzgados en organismos con carácter vinculante, que establezcan responsabilidades con alcances punitivos. Así lo expresó Ricardo Navarro, de Cesta - Amigos de la Tierra El Salvador, uno de los jueces de la Primera Audiencia del Tribunal Internacional de Justicia Climática, que se desarrolló hace una semana en la ciudad boliviana de Cochabamba, una instancia que estableció condenas morales a las empresas.
Puntualmente, se presentaron siete denuncias sobre casos de impacto del cambio climático y la violación de derechos en “comunidades, poblaciones y la Madre Tierra”, aunque la idea de los grupos convocantes es que en instancias posteriores estas situaciones sean atendidas por tribunales conformados por organismos internacionales, como Naciones Unidas.
Navarro se refirió a algunos de los casos presentados en Cochabamba que más le impactaron, entre ellos el de una comunidad boliviana que depende para su subsistencia de un sistema de glaciares de montaña que se están derritiendo por el incremento de gases de efecto invernadero. “A ellos les piden adaptación. ¿Cómo se adapta uno a no tener agua?”, interrogó el experto salvadoreño.
Desde su punto de vista, estos excesos a los límites de la naturaleza, la destrucción de las poblaciones y territorios, la imposición del lucro como paradigma y las falsas soluciones al cambio climático están llevando a la humanidad a una especie de “suicidio colectivo”. “La naturaleza tiene normas y hay que respetarlas, ese debería ser un imperativo global”, sugirió.
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