Niños desplazados en La Reliquia, Villavicencio, departamento del Meta, noviembre de 2003. La familia había llegado unas semanas antes y estaban en proceso de registrarse para obtener asistencia para los niños. En el momento en que se tomó la fotografía que se había quedado sin alimentos. © Amnistía Internacional
“Me tocó salir de la vereda. La violencia me ha azotado. Hay presencia de PM [paramilitares] y ejército y de la guerrilla. Me mandaron papelito diciendo que me iban a matar. El papelito me llegó una noche [...] Una noche llegó un tipo con un arma a mi casa. Nos dio susto. Eran las 8 de la noche. No era para bueno. Estaba rodeando la casa con arma, nadie de la familia lo ha visto, pero un vecino sí lo vio. Me dijeron, mejor que se vaya. Yo salí con la familia, mi hija mayor y su niño incluida. Somos siete en total”. F.B.L.R., campesino del municipio de Curillo, departamento del Caquetá, octubre de 2008
Colombia es, después de Sudán, el país con mas desplazados internos del mundo. Sólo en 2008, hasta 380.000 personas tuvieron que huir de sus hogares, lo que supuso un aumento de más del 24 por ciento con respecto a 2007. Hoy están desplazadas internamente entre tres y cuatro millones de personas, el equivalente a la población entera de Uruguay, lo que la convierte en uno de los países del mundo con mayor población desplazada internamente. Se cree que al menos 500.000 personas más han huido a países vecinos.
El trauma del desplazamiento puede ser especialmente profundo para las mujeres. Muchas han perdido a sus parejas en el conflicto y deben mantener a sus familias en condiciones muy difíciles. Si consiguen encontrar refugio en los barrios marginales de los núcleos urbanos, éste suele ser inseguro e inadecuado.
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