''Las mujeres rurales sabemos lo que es trabajar para asegurar la soberanía alimentaria sin que medie un salario''

“Nuestra fábrica” from RMR on Vimeo.

La progresiva reducción de la población y la cultura campesinas en América latina ha significado, entre otras implicancias, un cambio en el concepto de trabajo: el campesinado debe urbanizarse y dejar la producción de alimentos a los consorcios de agronegocios, parece ser la consigna implícita. Las labores diarias campesinas “no se consideran un trabajo”. De ahí que una de las tareas de las mujeres miembro del Movimiento Nacional Campesino Indígena haya sido la revalorización de las tareas campesinas como puntales en el sostenimiento de la soberanía alimentaria de miles de familias diseminadas en el campo argentino que no aparece en revistal de papel satinado.

El avance de la agricultura extensiva y de la minería a cielo abierto en manos muchas veces de las mismas trasnacionales ha reducido la disponibilidad hídrica en las comunidades, desplazado familias, acelerado el despoblamiento rural.

“Nuestra huerta, nuestro corral, nuestro monte, ahí tenemos nosotras nuestra fábrica”, dice María Guadalupe Tolaba, de la Red Puna, Jujuy, Argentina, en entrevista concedida a Radio Mundo Real (Video). ''Hoy en día el trabajo se equipara a un salario, sin embargo, las mujeres rurales sabemos lo que es trabajar para asegurar la soberanía alimentaria sin que medie un salario'', explica.

Ese fue uno de los temas centrales en la Asamblea de Mujeres que se realizó duarante el primer día del Congreso. “Trabajamos mucho el tema género en cada una de las comunidades”, dice Guadalupe que es una de las voceras de dicho trabajo de elaboración colectiva. “Con los años y el ejercicio de la participación hemos ganado en confianza y en concienia de la importancia del rol de las mujeres en la reforma agraria y en la soberanía alimentaria”.

La síntesis final de la asamblea de mujeres campesinas señala que “nuevamente exigimos que nos respeten como seres humanos, como pueblos originarios, como campesinas y urbanas, trabajadoras, que no haya atropellos, que no seamos explotadas, tener los medios para poder producir nuestros alimentos, que se protejan nuestros bienes naturales. Nos manifestamos en contra de la minería a cielo abierto, de la contaminación, de los monocultivos y de los agrotóxicos, impulsados por el modelo del agronegocio”.

En tanto prosigue las tareas en comisión, las representaciones o “místicas” donde se sintetizan conceptos como el ALBA o la crisis energética de forma accesible a todos los 1500 delegados al MNCI que se concentran en la localidad de Esteban Echeverría.