Organizaciones sociales de Honduras se movilizaron el 16 de setiembre pasado frente al Congreso Nacional para reclamar una moratoria a las concesiones mineras que se otorgan a las corporaciones trasnacionales, política que se ha convertido en una señal de identidad del régimen golpista de Porfirio Lobo. Es que el pasado minero de Tegucigalpa, la capital del país, es también una de sus mayores condenas. “Tegucigalpa se cae a pedazos, hay muchos deslizamientos por la acción de las mineras que se llevaron el oro en el siglo pasado. La ciudad se va hundiendo poco a poco”, relató la activista Marigsa Arévalo, de la organización ambientalista hondureña Madre Tierra - Amigos de la Tierra Honduras.
Arévalo participa en la Escuela de la Sustentabilidad, que se viene desarrollando en Brasil y allí compartió la experiencia hondureña en esta materia, puntualmente el trabajo que lleva adelante la escuela de formación Ecovida Compa.
La militante de Madre Tierra aprovechó para denunciar los abusos de la administración golpista, que ya no es noticia en los grandes medios de comunicación a pesar de que comete los mismos crímenes desde el 28 de junio de 2009. “La situación para los ambientalistas ha empeorado y los jóvenes son reprimidos y asesinados. Las organizaciones sociales tenemos que unirnos para salir adelante”, propuso.
Por ejemplo, Madre Tierra coordina acciones con el salvadoreño Movimiento de Víctimas, de Afectados y Afectadas por el Cambio Climático (MOVIAC). Actualmente en Honduras, según Arévalo, hay graves problemas de abastecimiento de alimentos en las grandes ciudades, debido a las fuertes tormentas de los últimos meses, que han arruinado los cultivos.
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