Tradicionalmente presentadas como proyectos de “energía verde” o “limpia”, las megarepresas siguen construyéndose con apoyo crediticio de las agencias de financiamiento globales, los Estados de las potencias emergentes y afectando a cientos de comunidades en todo el mundo.
El más reciente informe de la organización Survival Internacional sobre las represas y sus impactos irreversibles da cuenta de un resurgir de los proyectos hidroeléctricos sin tener en cuenta sus consecuencias ni las “lecciones aprendidas” en materia de consetimiento previo de las comunidades. “El entusiasmo por la construcción de megarepresas está resurgiendo, liderado por un grupo de presión internacional de esta industria que trabaja intensamente para presentar a las represas hidroeléctricas como la panacea en la lucha contra el cambio climático. Las lecciones aprendidas a lo largo del último siglo están siendo ignoradas, y los pueblos indígenas de todo el mundo se encuentran de nuevo al margen, viendo sus derechos violados y sus tierras destruidas”, señala el informe.
A los tradicionales financiadores de estos proyectos se suman los “nuevos actores” de la economía global, como es el caso de China, en este momento, la mayor financiadora de represas, desplazando del podio al Banco Mundial. “La empresa China Three Gorges Project Corporation, constructora de la polémica represa de las Tres Gargantas, que desplazó a más de un millón de personas que vivían junto al río Yangtse, ha sido contratada para construir una represa en la tierra del pueblo indígena penan, en Sarawak”.
Por su parte, el mayor banco estatal de China, el Industrial and Commercial Bank of China, está considerando financiar la represa Gibe III en Etiopía, por ejemplo. El proyecto indica que ésta será la represa más alta de África y que destruirá el modo de vida de, al menos, ocho pueblos indígenas.
El gigante asiático concentra casi la mitad de las hidroeléctricas del mundo, todas ellas con financiación estatal. Son la locomotora de su “desarrollo” vertiginoso que ha colocado a la economía china en segundo lugar a nivel global, desplazando a Japón.
El Banco Mundial en tanto, dio marcha atrás en su congelamiento financiero a varios proyectos y en la actualidad su cartera crediticia al rubro de hidroeléctricas asciende a once mil millones de dólares. Otros gobiernos afirman que ya no necesitan préstamos de los grandes bancos internacionales. Brasil, por ejemplo, dice que construirá la tan resistida represa de Belo Monte (que de concretarse sería la tercera en tamaño a nivel mundial) principalmente con financiación del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y algo del sector privado.
Inundaciones y pestes
El informe de Survival enumera que “la creación de un embalse por medio de una represa conlleva la inundación de tierra, la potencial sumersión de cultivos, bosques y casas, y la reubicación forzosa de comunidades enteras”, generando además las condiciones para la propagación acelerada de enfermedades. Asimismo, aunque “es frecuente la construcción de una serie de represas a lo largo de un mismo sistema fluvial para maximizar la producción eléctrica”, en general no se realizan “las evaluaciones de impacto acumulativo antes de que comiencen las obras de construcción”.
A pesar de que los protocolos internacionales lo reconocen en el papel, en general los diálogos previos entre el grupo inversor, el Estado y los pueblos afectados no pasan de ser un trámite simbólico y no un verdadero diálogo, acota el informe. “Obstáculos básicos, incluidas las barreras lingüísticas o la falta de reconocimiento de las necesidades particulares y de los valores de un pueblo indígena concreto, tienden a convertir el proceso en un ejercicio simbólico más que en un auténtico diálogo”.
El comercio mundial de bonos de carbono y la preocupación por el cambio climático han representado un caldo de cultivo eficaz para la multiplicación de proyectos de presas hidroeléctricas. En efecto, entidades como el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones están respaldando las credenciales “ecológicas” de la energía hidroeléctrica, potenciando en lo que va de siglo sus inversiones en represas y etiquetándolas con credenciales de sustentabilidad.
El Mecanismo de Desarrollo Limpio de la ONU (MDL) permite a los países obtener “créditos de carbono” si reducen sus emisiones o desarrollan proyectos de captura y almacenamiento de carbono. Los países con menores emisiones de gases de efecto invernadero pueden, por tanto, atraer inversiones en proyectos de desarrollo “verde”, mientras que los países muy contaminantes pueden adquirir los créditos generados por medio de los proyectos para “compensar” sus propias y excesivas emisiones.
Ríos para la vida 3
En el próximo mes de octubre, en el Estado mexicano de Jalisco, estas problemáticas y la voz de sus protagonistas afectados serán escuchadas en el encuentro internacional “Ríos para la Vida 3”.
Los pobladores de Temacapulín, sede del evento, se encuentran en medio de una campaña para detener la represa El Zapotillo y recibirán con mucho entusiasmo a miembros del movimiento internacional de represas en su pueblo y sus hogares para este importante encuentro.
Más de 300 afectados por represas, representantes de organizaciones civiles y expertos de todo el mundo se reunirán para compartir experiencias e información, desarrollar estrategias colectivas y fortalecer el movimiento internacional para proteger los ríos y los derechos humanos.
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