Es un derecho pero se puede privatizar?

Mientras el mundo celebra la inclusión por parte de la Organización de Naciones Unidas del acceso al agua potable dentro de los Derechos Humanos inalienables, en Cali, Colombia, un nuevo proceso privatizador amenaza a la población en su disponibilidad del recurso vital.

En el departamento colombiano de Valle del Cauca, la Empresa Pública de suministro de los servicios de acueducto y alcantarillado ACUAVALLE, se encuentra amenazada por un proceso privatizador en ciernes, a través de una proyección contractual. Tal proceso amenaza directamente la calidad de vida y derechos de los vallecaucanos ya que ACUAVALLE suministra los servicios de acueducto y alcantarillado a 36 de los 42 municipios allí existentes, siendo más del 90% de sus usuarios población subsidiada.

ACUAVALLE, como otras entidades públicas del Valle del Cauca se han convertido en un botín político y financiero del siniestro grupo político PIN, célebre por tener en sus huestes a varios de los congresistas y excongresistas vinculados con la parapolítica. De hecho, el gerente de ACUAVALLE, Pascual Loango, valiéndose de estos contratos, prepara su campaña a la gobernación del Valle como ficha política del ex senador Juan Carlos Martínez hoy preso por parapolítica y vinculado con el narcotráfico.

Margarita López, Presidenta del Sindicato de Trabajadores de la empresa, explicó el trasfondo en esta arremetida privatizadora, además denuncia un proceso sistemático de persecución contra la organización sindical y sus dirigentes y llama a la comunidad regional, nacional e internacional a defender el patrimonio público y a proteger a los luchadores del pueblo colombiano.

Asimismo, la sindicalista detalla por qué la empresa estatal es la adecuada para administrar el suministro de agua a la población. “Son los usuarios, las organizaciones sociales a las que les duele más esta privatización. Nuestro plan de lucha está en la movilización social pacífica. ACUAVALLE privatizado sería un sacrificio a la comunidad vallecaucana”, dice Margarita.