Cada año una minoría de estudiantes de las escuelas coránicas, o ‘talibés’, confiados a la tutela de un líder religioso, corren el riesgo de ser explotados y abusados. Tratando de contener este grave problema, algunas agencias que trabajan por la tutela de la infancia organizan encuentros con los familiares con el objetivo de reinsertarlos en las familias de origen. Sin embargo, esta operación es muy difícil en cuanto los ex-talibés han conocido muy poco a sus padres y han sufrido violencias desde la infancia.
Según un reciente reporte de Human Rights Watch (HRW), la gran mayoría de los 50 mil talibés proviene de Senegal o de Bafata y Gabu, respectivamente a 80 y 200 km al este de Bissau. “Lograr ubicar a las familias de proveniencia es una difícil empresa en cuanto muchos niños dejan su casa cuando son todavía muy pequeños y conocen sólo el nombre de la persona que los ha criado hasta ese momento o el nombre de los abuelos”, se lee en una declaración del responsable de la ONG Bissau-Guinean AMIC (L´Association des Amis de L´Enfant), en Gabu, que trabaja desde el 2004 para hacer volver, en Guinea-Bissau, a estos niños.
Las familias en estas zonas de mayoría musulmana mandan sus hijos a las escuelas coránicas de Tambacounda en Senegal occidental, o a ciudades del norte del país, incluidas Thiès, Dakar y St. Louis, pero con frecuencia los líderes religiosos obligan a los muchachos a mendigar, no les dan de comer ni de vestir y los golpean regularmente.
En un informe del 2007 la UNICEF y la International Labour Organization, han registrado a muchos niños que se dedicaban a mendigar en Dakar, incluyendo a los talibés, muchas veces seriamente desnutridos. Según HRW, muchos son golpeados con regularidad y están difundidas enfermedades como gusanos y sarna debido a los servicios sanitarios precarios.
El centro de transición de AMIC puede acoger hasta a 40 niños a la vez, además de los 20 que son acogidos inmediatamente. Desde noviembre de 2005 la organización ha reunido a 253 muchachos. Apoyados por el Gobierno suizo, la Organización Internacional para la Migración y el Instituto de Ginebra para los Derechos Humanos, la AMIC trabaja por costear los gastos escolares de cada niños hasta el final de su secundaria.
En el pasado, algunos muchachos no han logrado reinsertarse en las familias y han vuelto atrás: 30 en el 2006. La mayor parte de las familias que manda a sus niños fuera de casa viven en condiciones de extrema pobreza, sus pueblos distan muchas millas de las escuelas o de los hospitales más cercanos. No se sabe mucho de lo que ocurre a los talibés a largo plazo, si bien algunos expertos en tutela de menores sostienen que muchas veces llegan a ser vendedores ambulantes de tarjetas telefónicas o productos de segunda mano por las calles de la ciudad.
*Más allá de que el Proyecto Talibé tiene un sesgo religioso también (lo cual es discutible por la tendencia de la religión católica de aculturar personas), es destacable la labor que hacen mujeres y hombres por estos niños, más que nada en lo que a alimentos refiere y a que los retiran de las situaciones de abuso que sufren. El video es lo que nos muestra.
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