Una decena de familias que tienen la posesión comunitaria de las tierras desde el año 1935 mantiene un conflicto con una sociedad anónima de origen coreano que, a partir del mes de junio, comenzó a alambrar los campos e introducir topadoras para dar inicio a los desmontes.
El terreno donde se originó la pugna se ubica en el departamento San Martín, en la localidad mendocina de Nueva California. "Los coreanos habrían comprado el título", señala Diego Montón, integrante del Equipo de Territorio de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) de Mendoza.
Según precisa, en 500 hectáreas del terreno los empresarios realizarán el cultivo del almendro y recuperarán los sistemas de riego. Aunque en el resto del campo, "lo que han deslizado, es esto de llevar a gente a que haga caza furtiva".
El referente de la UST afirma que hubo irregularidades en la transferencia del dominio de las tierras, "porque alguien que no tiene la posesión de un campo no puede vender". Y agrega: "Los títulos se van vendiendo de un lugar a otro, utilizándolos para conseguir financiamiento, créditos e hipotecas, mientras que 10 familias son realmente las poseedoras".
Las denuncias realizadas por los campesinos (3 consecutivas), nunca fueron tomadas por la policía, la que, sin embargo, sí aumentó "notablemente" los retenes de control y las postas camineras en "el pueblito", cuenta Montón, miembro también de la Secretaría Operativa del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). A caballo, las familias detuvieron en dos oportunidades las máquinas que intentaban desmontar. Y sacaron fotos: "Incluso de todos los animales que habían matado (explica), porque los coreanos quieren armar un coto de caza".
Montón denuncia también lo "confuso" que resulta el hecho de que, durante una de esas jornadas, la central que la organización tiene en Nueva California fuera asaltada: "Robaron 6 computadoras con las cuales se daban clases gratuitas de computación a los chicos". Antes del hecho, recuerda, un policía les había advertido: "Tengan cuidado, porque ustedes están mucho en el campo y pueden llegar a sufrir algún robo". Además, amplía, que los encargados de la firma, acompañados por tres policías, amenazaron en otra oportunidad a una de las campesinas que estaba representando a la comunidad, "diciéndole que iba a ir presa ella y toda su familia".
En el mes de setiembre, el MNCI celebrará su primer congreso nacional. Allí se espera que los conflictos territoriales que protagonizan las comunidades campesinas estén a la orden del día. "Esos días van a ser la culminación y la fiesta de un congreso que ya venimos realizando, porque a partir de febrero, cuando lo lanzamos internamente, empezamos a debatir sobre documentos síntesis de nuestra historia", dice Montón en la charla.
En esos textos, señala, se encuentran las sistematizaciones de los últimos 10 años de trabajo del movimiento. "En cada uno está toda esta práctica y esta experiencia de la lucha por la tierra que hemos hecho".
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