La música rock, cuya raíz representa un acto artístico de repudio al mundo de consumo y de explotación capitalista, sirve de excusa para el encuentro, en la Colombia reprimida, de colectivos cuestionadores del sistema. “Rock al Parque” es tal vez uno de los festivales de música más importantes de América Latina, que viene celebrándose cada año en la capital colombiana de manera ininterrumpida hace dieciséis años. Este proceso se ha venido perfilando como un espacio de encuentro entre la población joven de Colombia que desde distintas regiones del país confluyen en un fin de semana de camaradería, alternatividad y rock and roll.
Más allá de las bandas locales, nacionales y los connotados invitados internacionales, desde antes de Rock al Parque se han venido construyendo en la capital colombiana interesantes procesos de resistencia desde la música y otras artes, que buscan ganar un espacio en un evento casi institucionalizado y que con el tiempo tiende a banalizarse.
No a la cooptación
Jóvenes de Bogotá apuestan a los Procesos Sociales Comunitarios y a la defensa de los Derechos Humanos desde el Rock, reivindicando la rebeldía y resistiéndose a ser cooptados por la mercantilización de las denominadas Industrias culturales, llevando un mensaje comprometido con las transformaciones sociales. “Nosotros buscamos que los jóvenes que vienen desarrollando otro tipo de ideas o de propuestas empiecen a generar resistencias con otro tipo de ideas , que le lleguen al público juvenil con otro tipo de ideas” dice Andrés Bernal del Centro Cultural Bareke de Kennedy, en Bogotá. Para Andrés, el “espíritu” del rock es cuestionador del capitalismo e inspirador de nuevos sistemas de organización social, contenido éste que busca rescatarse en el Centro Cultural Bareke.
Entre los artistas internacionales partícipes de esta edición del festival figuró el argentino Andrés Calamaro, quien desde el escenario envió mensajes críticos a la situación social del país. Las “barras” juveniles ciudadanas y otros fenómenos que para el gobierno de Álvaro Uribe continuado por Juan Manuel Santos significan excusa de “limpieza social”, forman parte las labores extra-artísticas del Centro Cultural Bareke.
Rock humano
Este tipo de trabajo no deja de tener sus complicaciones, dada la represión sistémica instalada en Colombia. “En Ciudad Bolivar hubo hacia el año 2005 y 2006 un proceso de arremetida muy fuerte contra los grupos y las organizaciones que trabajan en Derechos Humanos, todo el proceso de los ‘falsos positivos’ también nos afectó; han caído amigos en ese trasegar” comentó por Claribeth Oviedo del Movimiento Rock por los Derechos Humanos de Ciudad Bolívar.
Este espacio de trabajo se mantiene desde la autogestión y la movilización en la música. Claribeth, explica que su ciudad es muy estigmatizada y las expresiones culturales jóvenes son criminalizadas dada la densa presencia de la fuerza armada.
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