"Los 12 gobiernos de Unasur trabajamos con la misma visión, ya no con el mismo norte sino, gracias a Dios, con el mismo Sur", exclamó Rafael Correa (presidente de Ecuador) en la ceremonia que dio inicio ''oficial'' al Tratado Constitutivo de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur).
Suscrito en Brasilia el 23 de mayo de 2008, el tratado prevé su vigencia un mes después de que nueve de sus signatarios depositen la ratificación. Uruguay cumplió con ese trámite un mes atrás, siendo el noveno país en hacerlo, por lo que la ceremonia marcó el inicio de su vida legal, aunque la Unasur ya venía funcionando ''extraoficialmente''.
Al día de hoy, solamente Brasil, Paraguay y Colombia no han completado la ratificación, pero en este último país ya lo aprobó el Congreso legislativo, según Correa. Además de Uruguay, los países que tienen depositadas sus ratificaciones son Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
La Unasur ha venido funcionando en repetidas instancias, bajo lo que se conceptúa como un nuevo modelo de integración, dijo Carolyn Rodrigues-Birkett, ministra de Relaciones Exteriores de Guyana, país que ejerce la presidencia rotativa anual de la unión. No se trata de limitarse a una integración comercial, sino de "establecer un nuevo contrato social con un rostro humano", dijo a IPS el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño.
"Hemos dado respuestas coordinadas a la crisis mundial en aplicación del multilateralismo soberano. América del Sur ya no puede ser humillada por cualquier vanidoso diplomático extranjero o cualquier prepotente burócrata internacional", expresó Correa en su discurso.
El mandatario agregó que "los que nos daban lecciones de política económica y monetaria, no han podido enfrentar la crisis" y hoy existe el peligro "de que la crisis mundial se prolongue y profundice". Recordó la frase del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011): "debemos enviar asesores a Europa y Estados Unidos" para ofrecerles las soluciones "que hemos sabido implementar en América del Sur".
En la ceremonia, que sobrepasó el marco protocolario de la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de Unasur y fue un acto de masas con unos 2.000 asistentes, se puso la primera piedra del edificio que será sede de la Secretaría General. Ubicado en el paralelo cero, al lado del monumento ''Mitad del Mundo'', a pocos kilómetros al norte de Quito, el edificio estará listo en 2012, dijo Correa y llevará el nombre del ex presidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007), el primer secretario general del organismo, quien falleciera el 27 de octubre del año pasado.
Además de la integración regional, uno de los principales objetivos de la Unasur es velar por el respeto y vigencia del sistema democrático. Correa volvió a agradecer por la inmediata respuesta de los presidentes de la región, que se reunieron en Buenos Aires el propio 30 de setiembre, cuando se produjo en Quito una asonada policial que pudo derivar en un golpe de Estado. "La mejor disuasión para estos audaces y criminales aventureros fue el ostracismo internacional" al que estaban condenados, recalcó Correa, que aquel día permaneció secuestrado en un hospital militar, hasta que una acción castrense lo liberó esa noche bajo una lluvia de balas.
Más tarde y en esta misma línea, el 26 de noviembre, en una cumbre presidencial en Guyana, la Unasur estableció una ''cláusula democrática'' por la que se compromete a desconocer automáticamente a cualquier gobierno que no sea producto de un proceso electoral.
El organismo demostró también su capacidad de reacción después de los devastadores terremotos de Haití y Chile, a inicios de 2010. "Siempre se puede ser más eficiente, pero América del Sur donó a Haití casi 100 millones de dólares y es de lejos la región que más cumplió con sus ofertas", precisó Correa. La Unasur estableció también una secretaría técnica y un plan de acción para la reconstrucción de la nación caribeña en coordinación con las autoridades haitianas.
Precisamente en referencia al alerta de tsunami que rige para las costas orientales de América sobre el Océano Pacífico, por el terremoto sucedido el pasado viernes 11 en Japón, Correa exhortó a los cancilleres a avanzar en la creación de una Secretaría Sudamericana de Gestión de Riesgos. "Vivimos en una región muy vulnerable a los sismos, erupciones y tsunamis", manifestó. La idea sería sumar recursos, conocimientos, experiencias, tecnología y voluntarios, dijo a IPS la ministra de la Secretaría Nacional de Riesgos de Ecuador, María del Pilar Cornejo.
Asimismo, la Unasur contribuyó a disminuir tensiones internas en Bolivia y a ventilar un acuerdo entre Washington y Bogotá para otorgar a Estados Unidos el control de varias bases militares en Colombia, que despertó muchos rechazos y dio pie a un fallo negativo de la Corte Constitucional de ese país sudamericano.
También intentó jugar un papel constructivo en la mejora de las relaciones entre Colombia y Venezuela, que habían llegado a un punto de ruptura a mediados de 2010, si bien poco después los dos países hallaron por sí mismos formas de retomar vínculos cordiales.
"La Declaración de Bariloche del 28 de agosto de 2009 es otro hito, pues América del Sur se definió como zona de paz, poniéndose en marcha mecanismos de confianza mutua en asuntos de defensa y seguridad y la integración del Consejo Suramericano de Defensa", dijo a IPS el asesor del ministerio de Defensa ecuatoriano, Gustavo Martínez. Existen otros siete consejos especializados que han sesionado incluso antes del inicio legal de la Unasur: energía, salud, desarrollo social, ciencia, cultura, tecnología e infraestructura.
Correa puso énfasis en la necesidad de contar con un mecanismo sudamericano de solución de controversias en materia de inversiones. "Cualquier transnacional sin agotar los mecanismos judiciales nacionales nos puede llevar a un tribunal de arbitraje fuera de la región", señaló. "Es una barbaridad que el capital tenga más derechos que el ser humano. Si queremos llevar a un genocida a una corte internacional, no podemos hacerlo sin ir primero a los jueces y tribunales nacionales. Pero una transnacional nos lleva directo a un tribunal de arbitraje", narró. Este tema está muy presente en Ecuador por la sentencia en primera instancia que un tribunal provincial impuso el mes pasado a la corporación petrolera Chevron-Texaco, que debe pagar 9.500 millones de dólares por contaminar la Amazonia. El litigio fue iniciado por comunidades de la zona afectada, pero la transnacional lo ha planteado como un conflicto con Ecuador ante la Corte Permanente de Arbitraje, con sede en La Haya. Otras compañías petroleras, como Occidental Petroleum, tienen planteadas acciones arbitrales contra este país por cuestiones impositivas o cambios en los contratos.
"Se necesita ir mucho más allá de lo comercial y financiero", insistió Correa en varias partes de su discurso, en lo que coincidió con la ministra guyanesa Rodrigues-Birkett, quien abogó por que se haga realidad una integración que permita erradicar la pobreza, la exclusión social y la inequidad. Otros temas prioritarios son la cooperación en el combate al narcotráfico y la concreción de un sistema de vías y ferrocarriles que unan por dentro el subcontinente.
Porque bien sabemos que los políticos son embaucadores y mentirosos, esperamos con recelo y desconfianza aún, que todas estas bonitas e incendiarias palabras esgrimidas por Correa y otros políticos, se transformen en hechos que beneficien muy especialmente a la población Sudamericana. No para vivir mejor económicamente, sino para vivir en primer lugar, para luego hacerlo de forma igualitaria, inclusiva, justa y digna, que es mucho de lo que nos ha faltado a las poblaciones de esta región.
Un detalle no menor: NO queremos que la Unasur tome políticas que puedan perjudicar la soberanía y democracia de los pueblos, ya tan reducida (al simple hecho de votar), sino que por el contrario, promueva la posibilidad de participación y decisión de los mismos. El ejemplo de la Unión Europea no es el mejor en este aspecto. En su seno, se han tomado decisiones, en las que obviamente no participa la sociedad, que se ha visto seriamente perjudicada. Es decir, que la Unasur sirva como un motor que potencie la región en diversos aspectos, pero siempre respetando cada gobierno individual de los países integrantes y a su vez éstos, respeten a sus pueblos.
Esperamos entonces que la Unasur vaya ''más allá de lo comercial y financiero'', en la que, parafraseando a Correa, el ser humano tenga más derechos que el capital, a la vez que América del Sur ya no pueda ''ser humillada por cualquier vanidoso diplomático extranjero o cualquier prepotente burócrata internacional''. Ojalá todas estas postulaciones ''con rostro humano'' se hagan realidad en un futuro no muy lejano y que algún día se hagan extensivas a Centro América y el Caribe, que son también nuestros hermanos. Mientras tanto, esperaremos atentos para evitar desvíos.
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