La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) de Brasil volvió a expresar su disconformidad con las políticas en materia de reforma agraria que ha llevado adelante el gobierno de ese país. La organización evalúa que 2010, el año en el que Luiz Inácio “Lula” da Silva dejó la presidencia, reflejó un retroceso en las políticas destinadas a los campesinos sin tierra: hablan de una reducción de 44% del número de familias asentadas y de una caída del 72% de la cantidad de hectáreas destinadas a la reforma agraria, todos estos números en comparación con 2009.
“En INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) se volvió todavía más ineficaz con la reducción de su presupuesto, que se redujo casi a la mitad en relación a 2009”, sentenció la organización, a través de un documento publicado en su sitio de Internet.
Para la CPT, el año pasado fue “el peor” de los ocho en los que estuvo Lula, del Partido de los Trabajadores, al frente del Poder Ejecutivo y lo responsabilizan por no haber cumplido con el compromiso de profundizar sus políticas en esta área.
“La situación de los campesinos y los trabajadores rurales es bastante grave. El campo exige cambios a favor de la ciudadanía, de desarrollo sustentable, y contra la concentración de la tierra y contra el fortalecimiento del ya poderoso agronegocio brasileño”, reclaman desde la CPT en su documento.
Los recortes presupuestales en la entidad colonizadora, según la CPT, reflejan que la reforma agraria no fue prioritaria para el gobierno y, como consecuencia, permitió que el proceso de concentración de la propiedad de la tierra continuara siendo imparable, una constante de los últimos años.
Ante este panorama, la histórica disputa en el campo brasileño que ha enfrentado a dos proyectos de país, se ha terminado laudando, nuevamente, a favor de los sectores más poderosos ligados al latifundio, según concluye la CPT.
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