Cerca de 300 000 personas murieron en 2010 afectadas por desastres naturales, informó el pasado lunes el Centro de Investigación sobre la Epidemiología de Desastres de Naciones Unidas (ONU). Y 2011 apunta en dirección similar: más de 800 personas ya murieron por las fuertes precipitaciones y deslizamientos de tierras en Brasil.
“A no ser que actuemos ahora, veremos más y más desastres por la urbanización sin planificación y la degradación del medio ambiente”, dijo la representante especial para la reducción de desastres del secretario general de la ONU (Ban Ki-moon), Margareta Wahlström, citada por la agencia Europa Press. “Y los desastres relacionados con el clima aumentarán con toda seguridad en el futuro, debido, entre otros factores, al cambio climático”, agregó Wahlström.
Fueron más de 296.800 personas las que murieron en 2010 en 373 desastres naturales. Los costos económicos de todos esos episodios son evaluados en 109.000 millones de dólares (cifra tres veces superior a la de 2009). En estos números se incluye el terremoto que sacudió la capital haitiana, Puerto Príncipe, el 12 de enero del año pasado y que mató a más de 220.000 personas. Fue la mayor catástrofe del año.
De acuerdo al Centro de Investigación sobre la Epidemiología de Desastres de la ONU, otro terremoto, ocurrido en febrero en Chile, fue considerado como la catástrofe natural más costosa en materia económica, con daños calculados en unos 30.000 millones de dólares. Luego, en abril, otro sismo terminó con la vida de 2.968 seres humanos en China.
Hay otros desastres naturales que son consecuencia, al menos en parte, del cambio climático mundial. Unas 2.000 personas perdieron la vida en inundaciones masivas en Pakistán. Una ola de calor en Rusia el pasado verano causó la muerte "de forma directa” a unas 56.000 personas, lo que fue el segundo desastre mundial en cantidad de víctimas, después del terremoto en Haití.
Se calcula que alrededor de 207 millones de personas se vieron afectadas en todo el mundo por desastres naturales como inundaciones, corrimientos de tierra y terremotos.
El embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón, dijo el 8 de diciembre pasado en la ciudad mexicana de Cancún, en la XVI Conferencia de las Partes de la Convención de Clima de Naciones Unidas, que “cada año, producto del cambio climático y de los desastres naturales que provoca, mueren 300.000 personas”. La conferencia de Cancún no determinó reducciones obligatorias de emisiones contaminantes para los países del Norte, principales responsables de la crisis del clima. Esto era de esperarse, ya que la ONU ha sido uno de los principales promotores y reproductores del sistema capitalista y su modelo de ''desarrollo'', el neoliberalismo, que es el causante real de las muchas injusticias y desastres en el mundo, entre tant@s, el cambio climático.
Este año no empezó nada bien. Las intensas precipitaciones y consecuentes deslizamientos de tierras de mediados de este mes en el Estado brasileño de Rio de Janeiro ya mataron a cerca de 850 personas, según informa este jueves la agencia Prensa Latina. Cerca de la mitad murieron en el municipio de Nova Friburgo.
Asimismo, el Ministerio Público de Rio de Janeiro divulgó una lista de 518 desaparecidos. El gobierno nacional lleva destinados en el entorno de 695 millones de dólares para socorrer a las víctimas y ayudar en la reparación de los enormes daños causados por los deslizamientos de tierras. Se trata de la peor catástrofe natural de la historia de Brasil.
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