Usina de azúcar y etanol en Rio Brilhante
La Pastoral de la Tierra y la Red Social de Justicia y Derechos Humanos acusarán a la multinacional de origen francés Louis Dreyfus en el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP). Estas organizaciones acusan a la empresa de generar, mediante su impulso a la expansión del monocultivo de caña de azúcar, impactos tan variados y profundos como la explotación del trabajo precario, la destrucción de ecosistemas y el hostigamiento de comunidades indígenas.
Todo esto se da en Brasil, en donde la multinacional empezó adquiriendo ingenios en los estados de San Pablo y Minas Gerais en el año 2005. Su expansión la llevó a la región centro-oeste del país, instalándose en territorios indígenas y en la región de ''Cerrado'', un ecosistema que abastece las principales cuencas hidrográficas del país, y que contiene una fauna y flora altamente diversas.
En total Dreyfus posee cincuenta mil hectáreas de caña de azúcar. En octubre de 2009, la empresa se fusionó con otras empresas creando el grupo LDC-SEV Bioenergía, que se convirtió en el segundo mayor productor mundial de azúcar y etanol. Su objetivo es producir cuarenta millones de toneladas de caña anuales y participan de sus acciones las familias Biaggi y Junqueira, el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y el banco Goldman Sachs.
Esta gran disponibilidad de tierras para el monocultivo de caña va de la mano con el aumento de la violencia contra el pueblo originario guaraní Kaiowá, una de las poblaciones indígenas más numerosas de Brasil, compuesta por 47 mil personas que viven, sin los derechos territoriales correspondientes, en un área de aproximadamente veinte mil hectáreas.
Según el Consejo Indigenista Misionero, a causa de la expansión del monocultivo de caña, los pobladores originarios viven en una situación extremadamente precaria, en la cual la falta de tierra genera serios problemas sociales como muerte de niños por desnutrición, suicidios (principalmente de jóvenes) y alcoholismo. Además, se han registrado por lo menos cuatro casos de asesinatos de indígenas en los ingenios, así como trabajo esclavo en las tareas de corte de la caña.
Como ejemplo de los impactos socioambientales que ha generado esta multinacional, las organizaciones señalan la hacienda de Antonio Luciano, en donde el monocultivo de caña tiene como destino la producción de etanol. Allí se llegó a desviar el curso del río San Francisco para facilitar el transporte de la producción, sin licencia ambiental o estudios técnicos. En todas sus etapas, el monocultivo de caña sustituye áreas de agricultura y ganadería, además de destruir las reservas florestales y el denominado bosque de galería. Para hacer las plantaciones, las empresas queman los bosques nativos, talando y enterrando árboles, y todo esto es realizado de forma clandestina.
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