El pasado jueves 20 de mayo, en el palacio de Itamaraty organizaciones campesinas, indígenas, de mujeres, jóvenes, asalariados rurales y de pescadores artesanales, presentaron a autoridades de los países convocadas por FAO sus propuestas para la redistribución de la tierra y la soberanía alimentaria.
Al tiempo que reconoce un “profundo retroceso en la región en cuanto a la tenencia y uso de la tierra producto de un modelo de agricultura industrial”, la declaración de Brasilia denuncia la criminalización de las luchas y la persecución de miles de luchadores en todo el continente. “Confluimos a esta Consulta para una vez más compartir nuestras preocupaciones y visiones para hacerle frente a los problemas que sufren nuestros pueblos, analizar con detenimiento las causas de los mismos y formular propuestas para las directrices que de manera terminante sostenemos que no deben ser voluntarias sino vinculantes”, señala la declaración leída por la peruana Lourdes Huanca y el brasileño Nivaldo Ramos.
Sobre la necesidad de no dejar librado a la voluntad de gobierno las políticas sobre estos aspectos estratégicos, señala la declaración que “únicamente partiendo del establecimiento de normas de cumplimiento obligatorio se logrará dar una respuesta a los graves problemas que hoy amenazan la vida de millones de habitantes del mundo rural en nuestro continente y garantizar la soberanía de nuestros pueblos”.
El acuerdo alcanzado por casi un centenar de delegados de veinte países apunta sus críticas hacia los mega emprendimientos turísticos y de infraestructura como duros competidores de las comunidades rurales por su recurso principal, la tierra.
Al referirse a “las causas estructurales de esta problemática”, el documento que servirá como insumo a FAO para elaborar directrices sobre el uso de la tierra y otros recursos naturales, afirma que es “el actual sistema capitalista de producción, a través de la mercantilización de la totalidad de nuestros medios de vida y la naturaleza la raíz desde donde nace este modelo, que amenaza con arrasar con miles de años de creación de diversidad y cultura”.
Asimismo, señala que el capitalismo que “utiliza a la tierra y a la naturaleza como un objeto para lograr la producción de mercancías es la causa principal de esta problemática y sin cambiar este modo de relación, no podremos salir del callejón sin salida al que este modelo nos ha llevado”.
La declaración también enumera los principios que deberán orientar las directrices que surjan de FAO, entre ellos la soberanía alimentaria, una nueva Reforma Agraria Integral, participativa, de distribución de tierras, reconocimiento de territorios y protección de los Bienes Naturales con libre circulación de semillas y conocimientos impidiendo todo tipo de apropiación de ambos.
El pronunciamiento incluye la reivindicación de la participación plena y protagónica de las mujeres “que con su sabiduría nos motorizan a avanzar hacia una sociedad con equidad de género”.
Los representantes de las organizaciones y movimientos sociales destacaron durante sus intervenciones en Itamaraty la escasa concurrencia de parte de las delegaciones gubernamentales al llamado de FAO. Asimismo, se señaló que si bien la “apertura” de FAO resulta valorable como apuesta a la participación de la sociedad civil, “no es un regalo” de la institución internacional sino producto de la larga y sostenida lucha de los movimientos en el continente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario