Las falsas soluciones impulsadas desde los organismos internacionales en torno al cambio climático son definidas como una “expropiación silenciosa” por parte de este integrante de las comunidades indígenas kunas. Los países industrializados “venden esa panacea”, libran grandes cantidades de capital para poder seguir contaminando con sus industrias y sus niveles de consumo “y eso evidentemente nos afecta”, analiza Jorge Stanley Mani.
Mani es también referente o “punto focal” del Comité Internacional de Planificación (CIP) para la Soberanía Alimentaria de la FAO para los pueblos originarios. En ese carácter participó activamente de la reciente consulta regional sobre uso y tenencia de la tierra y otros recursos naturales realizada en Brasilia.
En los territorios kunas, bajo jurisdicción del Estado panameño, se han aplicado los planes de forestación como mecanismo de captura de carbono, lo que representa el nuevo “negocio ambiental” avalado incluso desde la Organización de Naciones Unidas (ONU). “Esto ha cambiado todo el modo de consumir de nuestras comunidades. Muchos piensan: estamos manejando plata, no, en realidad esa plata es una compensación por lo que verdaderamente está ocurriendo: una expropiación”.
Minería, grandes hidroeléctricas, turismo residencial, bases militares con el fin de controlar a los movimientos sociales forman parte de un mismo esquema de ocupación de soberanía de estados y conjunción de fuerza económica y militar para hacer sustentable el esquema capitalista internacional.
Para los kunas el cambio climático representa una encrucijada, dado que habitan en islas: el mar Caribe crece y varias de las comunidades tendrán que emprender el “regreso” a tierra firme, un cambio cultural y social enorme. “La política internacional ha querido que Panamá sea un país piloto en cuanto a aplicación de los mecanismos de captación de carbono, por ejemplo, lo que ha impedido a muchas de nuestras comunidades aprovechar el territorio en forma sustentable como lo hicieron desde milenios”, comenta Mani.
“Hay bolsas de territorios donde sus habitantes están pasando hambre, porque las poblaciones no pueden producir”, señala Mani en su valoración del encuentro de la FAO. “Este espacio de Brasilia nos ha servido para compartir esas informaciones, para comprendernos un poco más entre nosotros. Apostamos a que estas directrices sean vinculantes y que sean respetadas por parte de los gobiernos”, señala y compara la situación con el largo camino seguido por los pueblos originarios para su efectivo reconocimiento en el sistema de derechos internacional.
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