Las comunidades campesinas que viven en la costa pacífica de Ecuador están desconcertadas porque las estaciones ya no cumplen sus ciclos, y “lo que antes era invierno ahora es verano, y el verano parece invierno”. Así lo relató la dirigente Loyda Olivo de la ecuatoriana Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), durante la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático que culminó ayer jueves 22 de abril en Cochabamba.
Por estas fechas del año, según explicó Olivo, los campesinos que viven en las regiones costeñas de Ecuador deberían estar en la etapa de siembra, pero las fuertes lluvias que han caído ponen en riesgo las cosechas y las consecuencias económicas podrían ser muy importantes. Estos fenómenos climáticos eran impensados hace algunos años atrás, según manifestó.
Oliva agregó que esos impactos negativos debidos al cambio climático afectan sobre todo a las mujeres, que se han transformado en las principales responsables de la agricultura por la migración forzada de trabajadores rurales hacia los grandes centros urbanos.
La representante del Fenocin se refirió además a la relación con el gobierno progresista de Rafael Correa, que llegó al gobierno en enero de 2007. “No se puede cambiar todo en dos o tres años y es claro que habrá reclamos múltiples y siempre habrá descontentos. Pero el gobierno está haciendo grandes esfuerzos para ayudar al campesinado de Ecuador”, reconoció.
Se refirió además a las coincidencias de su organización respecto a que la prioridad al momento de enfrentar el cambio climático pasa por consolidar las transformaciones del modelo económico y, para ser ilustrativa, cuestionó la expansión de los monocultivos, entre ellos el forestal, en buena parte del territorio ecuatoriano.
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