Pedro Alcântara había denunciado en diciembre del año pasado que estaba recibiendo amenazas de muerte. En aquel momento, el referente de la Federación de Trabajadores de la Agricultura Familiar (Fetraf) en el estado brasileño de Pará responsabilizaba directamente a hacendados locales con quienes se había enfrentado en su militancia por la tierra y la reforma agraria.
Pedro fue asesinado el 31 de marzo de cinco balazos en la cabeza por dos hombres en motocicleta que todavía no han sido identificados. Fue atacado cuando caía la tarde y mientras caminaba junto a su esposa, que pocas horas después denunció la emboscada.
Este nuevo crimen en Pará, una de las zonas de mayor conflictividad agraria del país, se registró horas después de que se supiera que el juicio contra el supuesto homicida de la monja estadounidense Dorothy Stang había sido suspendido. La misionera norteamericana fue asesinada en 2005 también por pistoleros a sueldo de terratenientes locales, y desde entonces se ha convertido en un símbolo de la lucha por la tierra en Pará.
El asesinato del dirigente de la Fetraf ha sido repudiado en todo el territorio de Brasil por las organizaciones sociales más representativas. Lo denunció el Comando de Combate a las Prácticas Antisindicales, que está integrado por todas las centrales sindicales y por órganos de gobierno como el Ministerio de Trabajo y Empleo, el Ministerio Público de Trabajo, la Procuraduría General del Trabajo y la Secretaria Especial de Derechos Humanos, entre otras entidades.
En diciembre del año pasado, el Comando interinstitucional organizó un seminario en Belém do Pará para denunciar las amenazas de muerte contra dirigentes sindicales en esa región. “Es inadmisible que en una sociedad democrática, las relaciones de trabajo, autonomía y libertad sindical previstas en nuestra Constitución sean flagrantemente incumplidas”, afirma el Comando en un documento divulgado el lunes 5 de abril.
La prensa de Pará informa que la Policía Civil trabaja intensamente en el municipio de Redenção, donde se registró el homicidio, para encontrar a los responsables, pero todavía sin éxito.
En la prensa de alcance nacional el crimen no tuvo repercusión: solamente el diario Estado de São Paulo se refirió al tema, aunque lo hizo a través de una cita al estadounidense New York Times, que vinculó el caso de Pedro con la muerte también impune de la religiosa Stang.
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