Un grupo de jóvenes ambientalistas argentinos, chilenos, uruguayos y mapuches, a bordo del barco japonés Peace Boat (que recorre el mundo promoviendo la paz), emitieron una declaración en la que instan a la comunidad internacional a tomar medidas para proteger a la Patagonia chilena.
En la proclamación, con la que adhieren a la petición de las organizaciones y personas que solicitan ante el Estado chileno el declarar la zona de Hielos y Archipiélagos Patagónicos como Patrimonio Mundial de la Humanidad, se exponen los motivos para resguardar este territorio, que se encuentra en el extremo austral de Chile y Argentina, y constituye una de las principales reservas mundiales de agua dulce.
“La Patagonia occidental es un territorio actualmente amenazado por actividades insostenibles. Grupos empresariales chilenos y extranjeros, en alianza con las autoridades de gobierno, ante una supuesta crisis energética han vuelto sus ojos sobre las aguas de los ríos de este territorio”, dice la declaración, en referencia a los intentos de emplazar allí megaproyectos hidroeléctricos. “Las represas no son la única amenaza”, continua la declaración, y agrega: “50.000 km de costa, constituida por fiordos y canales de extraordinaria belleza y rica biodiversidad, podrían en el mediano plazo ser enjauladas para la producción de salmones a gran escala. Estas empresas, de capitales noruegos y chilenos, que destrozaron el ambiente acuático de los mares de Chiloé y algunas islas de la Patagonia nor occidental, hoy pretenden seguir avanzando hacia los fiordos y mares interiores de la Patagonia”.
Precisamente, la salmonicultura es una actividad sumamente contaminante, que vulnera los derechos de los trabajadores chilenos (ya que es una de las principales causantes de accidentes laborales y fallecimientos de trabajadores en todo el país), por lo que ha sido severamente criticada por organizaciones sindicales y ambientalistas.
Por estas razones, los jóvenes demandaron al Estado chileno y a la comunidad internacional el declarar a esta zona como Patrimonio de la Humanidad: “como jóvenes ambientalistas apostamos a una nueva relación del hombre con la naturaleza. Nuestra vida depende de la naturaleza. Todos somos parte de ella”, indica el final de la declaración.
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