La actual administración, se ha caracterizado por la entrega de territorios y recursos como una súbita solución a la grave crisis financiera en el país. Honduras viene arrastrando durante décadas un impresionante déficit fiscal, producto de, entre otras cosas, la evasión de impuestos por parte de la elite de poder. El país se encuentra en una subasta de sus bienes al capital extranjero, promovido por un grupúsculo de tecnócratas hondureños y extranjeros, para los cuales el concepto de soberanía nacional es una idea totalmente obsoleta.
Desde hace años se viene fraguando la destrucción de la propiedad comunitaria de los pueblos indígenas, la que en el Capítulo II, Art. 100 de la Ley de Propiedad ya recibió su tiro de gracia. Casualmente la autoría de la Ley de Propiedad recae sobre Octavio Sánchez, impulsor de la depuesta Ley de Ciudades Modelo (Ley RED), reencarnada como la Ley ZEDE (la soberanía). En estas leyes se encuentra la huella indeleble de Sanchez, Superintendente de COALIANZA y libertario de ultraderecha.
La Ley en cuestión en su artículo 2, señala: “para la implementación del Programa anteriormente descrito se autoriza a la Secretaría de Finanzas para que estructure un fideicomiso en el Banco Central de Honduras, el cual hará la función de custodio de los activos objeto de este programa, cuyo patrimonio podrá estar constituido por los proyectos de explotación racional de recursos naturales e infraestructura relacionadas en la presente Ley y que no hayan sido concesionados o sujetos a Alianza Publico-Privada de conformidad a la ley respectiva”.
El Consenso de Washington: privatizaciones y la eliminación de barreras
Para el Consenso de Washington, el neoliberalismo sirvió de catalizador de las privatizaciones y la “apertura comercial” en Honduras promovidas por el imperio, ingredientes neocoloniales ratificados con en Plan de País y Visión de País del actual régimen contradictoriamente nacionalista. Con las leyes emitidas para la flexibilización del mercado laboral y la protección a la inversión extranjera, además de la subasta de ríos y la entrega de los yacimientos de hidrocarburos de la plataforma continental frente a la Moskitia, la actual dictadura civil se ilusionó con el arribo masivo de capitales extranjeros dispuestos a invertir en uno de los países más violentos del mundo.
El colapso institucional que sufre Honduras va mas allá de la precariedad ética, existiendo lo que podemos denominar un complot para profundizar la condición de estado fallido. Solo así se explica el hecho de que en el país centroamericano, se este impulsando la idea de rematar los bienes comunes, bajo el pretexto de refinanciar o pagar la deuda interna. Ciertamente los subastadores, en este caso COALIANZA, desconocen la dimensión y el valor mas allá de lo económico de los bienes, que forman parte de la colectividad y que han sido cuidados con esmero durante siglos: bosques, rios, playas, el mar, semillas, conocimientos tradicionales, entre otros, forman parte del acervo, tanto de los pueblos indígenas como del hondureño en general.
Proceder a subastar el país con el pretexto de lograr el “desarrollo”, no es mas que la corroboración del fracaso de la doctrina económica impuesta a partir de la segunda guerra mundial por los Estados Unidos y la que se ha convertido en un dogma para todo el espectro político.
El Derecho romano y las categorías de propiedad impersonal
El garrafal desconocimiento del derecho consuetudinario por parte del Estado de Honduras, nos impulsa a indagar sobre los diversos orígenes e importancia del derecho colectivo. Brewster Kneen en un artículo intitulado “Redefiniendo la Propiedad: sobre la propiedad privada, o comunal y el dominio público”, nos señala las diferentes categorías de propiedad comunal entre los romanos: Res Nullius (las cosas que no pertenecen a nadie), Res Communes (las que todos de cierta forma utilizamos (mares, aire, etc), Res publicae (propiedad pública como parques, puentes, represas), Res Universitates (cosas que pertenecen a un grupo público, tales como iglesias, universidades) Res divini juris (bienes que no le pertenecen a nadie por su condición sagrada, algunos incluyen entre estas la semillas, conocimiento tradicional e incluso la tierra).
El papel que ha jugado la propiedad comunitaria a lo largo de la historia nos faculta a señalar que ésta se encuentra ligada a la perpetuación del conocimiento y la cultura, lo contrario de la propiedad privada basada en la acumulación y la denegación del bien común.
En Honduras se suele omitir incluso las grandes diferencias existentes entre propiedad comunitaria y comunal, llegando los promotores de la propiedad privada al extremo de asegurar que la propiedad comunitaria es un impedimento para el “desarrollo”. La conversión de los bienes comunes en recursos ociosos, no es mas que un saqueo de los bienes comunes y una total entrega de la soberanía al capital extranjero.
El Derecho a la Consulta y el Derecho a la Insubordinación
Los pueblos indígenas tienen derecho a ser consultados sobre todas aquellos planes, proyectos o programas que el Estado impulse y que pudiesen afectar o conculcar sus derechos tanto individuales o colectivos, tal como esta consignado en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, ambos instrumentos ratificados por el Estado de Honduras.
Mientras en el país centroamericano la dictadura civil se apresta a efectuar un listado de los bienes comunes para subastarlos, los pueblos indígenas han venido enfrentando en los últimos tres años masivas usurpaciones de nuestros territorios, así como intentos de diluir nuestra identidad, como en el caso de los Garífunas, cuando se pretende negar su identidad indígena para convertirlos en simples afrodescendientes.
El pueblo hondureño, merece un mejor destino, no se pude aceptar pasivamente ese plan de muerte al que han lo han condenado el grupúsculo de poder fáctico que controla dicho país. ''NUNCA aceptaremos que los Atala, Kafie, Rosenthal, Facusse, Larach, Nasser, Goldstein, Ferrari; tengan supuestamente mas derechos que nosotros'', dicen los pueblos originarios hondureños. Y agregan: ''La entrega de nuestros bienes comunes al mejor postor solo traerá mas: miseria, violencia, desplazamientos, perdida de la identidad cultural, migración, hambre, entrega de la soberanía''.
Por eso, ''hacemos un llamado al pueblo hondureño a insubordinarse contra la confirmación del plan de muerte al que nos tienen sometid@s. EXIJAMOS CONSULTA, sobre las decisiones que nos afecten, tenemos derecho a opinar, tenemos derecho a decir NO a la subasta del país'' (Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH).
No hay comentarios:
Publicar un comentario