Las mujeres representan más de la mitad de las personas atendidas por trastornos mentales y neurológicos, que a su vez representan casi la cuarta parte del total de enfermedades en América Latina y el Caribe (AL). De acuerdo con el “Informe sobre los sistemas de salud mental en América Latina y el Caribe”, publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a pesar de los altos índices de personas con estos padecimientos los servicios de salud mental continúan siendo deficientes.
El reporte que fue elaborado a partir del Instrumento de Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (WHO-AIMS, por sus siglas en inglés), afirma que “en la mayoría de los países evaluados, los sistemas de salud mental no responden satisfactoriamente a las necesidades de la población”.
Mediante la evaluación a 34 países de AL, la OPS da cuenta que del total de personas atendidas en servicios de salud mental ambulatorios (sin internamiento) y de estadía (hospitalizadas), más de la mitad son mujeres. A nivel latinoamericano, del total de pacientes que acuden a consulta o a evaluación el 51 % son mujeres, aunque cabe mencionar que la cifra aumenta a 53 % cuando se trata de países de América del Sur. Con respecto a las unidades de psiquiatría o de salud mental adscritas a los hospitales generales y entre las que se encuentran los pabellones y unidades independientes, el porcentaje de mujeres es de 54 %.
Sin embargo el informe destaca que no se puede precisar cuáles son los padecimientos más comunes y en algunos países se desconoce la cifra exacta de mujeres que recibieron atención, pues los datos son inexistentes o de difícil acceso. Sumado a ello, la investigación en salud mental es muy limitada.
El estudio acota, como todo lo que viene de la OMS que se queda en dar informes y ''propuestas'' (que por lo general favorecen a empresas multinacionales, en este caso las relacionadas a la farmacéutica) y no soluciones, que un sistema de salud mental eficiente es vital para ofrecer una respuesta apropiada y “reducir esa carga que se traduce en morbilidad, mortalidad y discapacidad”, por lo que destaca que entre los países y las regiones se presentan severas diferencias. Por ejemplo, un tercio de las naciones de AL no cuenta con políticas y planes de salud mental; del mismo modo uno de cada tres países no tiene leyes de salud mental específicas y otro tanto tiene leyes muy antiguas. El 73 % de los países destina presupuesto para salud mental aunque en un porcentaje muy bajo, pues oscila entre el 1 y 5 % del presupuesto total de salud. De los 27 países de la región con hospitales psiquiátricos, 20 destinan entre 50 y 80 % del presupuesto sólo a dichas instituciones.
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