Noé Vázquez Ortiz
El 2 de agosto, poco rato antes de que comenzara el X Encuentro del Movimiento Mexicano de Afectados por Presas en Defensa de los Ríos (MAPDER, que cumple diez años de lucha), en la localidad mexicana de Amatlán de los Reyes, estado de Veracruz, fue asesinado a pedradas el dirigente local Noé Vázquez Ortiz.
Tenía 30 años e inauguraría la cita, que terminó dos días después. “Sentimos que fuimos vigilados días antes por personas extrañas. No sabemos por qué, pero en las reuniones en las que nosotros nos encontrábamos se acercaban individuos que desconocemos su procedencia y se nos hizo muy extraño. (...) No pensamos que fuera a pasar algo como lo que sucedió”, dijo la dirigente Gabriela Sainz, del Colectivo Defensa Verde Naturaleza para Siempre, el cual integraba Noé. “(...) Todavía no asimilamos por qué pasó todo esto”, agregó en diálogo con un medio comunitario.
Noé precisaba flores y plantas para el ritual de inauguración del encuentro del MAPDER y había ido a la montaña a recogerlas. Cuando se lo encontró ya sin vida tenía el cargamento a su lado. Según señaló Sainz, fueron unas pocas horas que pasaron con movilización de por medio para que se ubicara al joven dirigente. Se detuvo a los agresores y hubo un testigo. “Hoy nos preocupa esta situación porque Noé estuvo de cerca en la organización del encuentro MAPDER”, explicó Sainz, y quienes trabajaron en la zona para hacer posible la reunión se sintieron vigilados.
La integrante del Colectivo Defensa Verde Naturaleza para Siempre contó que Noé era artesano, trabajaba con semillas y se interesaba por el cuidado de la tierra, porque algunas de esas semillas que él usaba están en peligro de extinción. En la zona era un “ejemplo de lucha”, vinculado a algunas resistencias como contra la instalación de hidroeléctricas. Los aportes de Noé eran desde el perfil de lo que él sabía hacer y algunas características propias: dibujos, pinturas, actividades místicas y su sensibilidad.
Noé siempre enfatizaba en que la gente tuviera conciencia, en el sentido de que los proyectos que se promovían en la región no eran lo que se prometía por parte de autoridades o empresas involucradas. “Nos deja la sed de pedir justicia. Nos deja también una fortaleza, porque nos sorprendió su muerte pero no nos deja tranquilos. Nos deja la inquietud de seguir luchando por esta causa que él conocía, defendía y también el deseo de buscar qué fue realmente lo que pasó. Por qué a él?”, evaluó Sainz. Hay que “continuar esta lucha y ahora con más fuerza”, sintetizó, no sin dejar de reconocer que “preocupa el tema de la seguridad para los integrantes del colectivo''.
“Sentimos mucha impotencia porque no nos esperábamos esto”, confió sobre el final Sainz, que contó que durante el Encuentro del MAPDER se “celebró y recordó” al compañero dirigente caído. “Noé está presente”.
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