Líber Arce, pequeño homenaje

"..me había levantado sobre la hora, como casi todos los días, para llegar a facultad esa mañana como tantas otras, pero esa mañana ya no sería igual. Al salir de la pensión, transitando la primera cuadra, se sentía algo diferente en la calle, distinto a lo de todos los días. Doblé en la primera esquina, por Yi, hacia '18', siguiendo la rutina. Seguía con esa sensación de algo distinto, inusual, extraño. Llego a '18', de ahí serán diez cuadras hasta la Universidad, mi destino diario. No recuerdo si fue antes o después, lo que me daba cuenta; lo que percibía con tanta fuerza, lo que sentía en ese instante era el silencio, si, en singular, un enorme y contenido, impresionante y conmovedor silencio. Ese silencio, cortaba. Y sólo al acercarme, a pocas cuadras, unas carteleras pregonaban lo sucedido, entonces comprendí, ese silencio; respetuoso, sobrecogedor que inundaba el ambiente, (que clamaba) en las calles llenas de rabia y dolor, de indignación, de rebeldía...". 

Ruben López - Agosto de 2004.  

En cinco capitales departamentales, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) recordó ayer, el Día de los Mártires Estudiantiles, en conmemoración del 45º aniversario de la muerte de Líber Arce, lo que también aunó al estudiantado de distintos niveles en múltiples centros educativos del país.

Montevideo, Salto, Paysandú, Rivera y Maldonado, son las capitales en las que se realizaron actividades culturales diversas, en el marco conmemorativo que llevaron adelante l@s estudiantes/as desde “mateadas por el pasado, el presente y el futuro”, hasta marchas por las principales avenidas de cada uno de los departamentos mencionados.

En Montevideo hubo un acto central, el cual fue convocado por todos los sindicatos de la Educación y que se realizó a la hora 17 en la explanada de la Universidad de la República (UDELAR). De allí partió una marcha hasta el Palacio Legislativo, donde, sin faltar la represión policial, se reclamó por el 6% del PBI para la Enseñanza, “autonomía y cogobierno y contra la estigmatización de la juventud”.

El contexto de la época

El presidente Jorge Pacheco Areco, un oscuro ex diputado colorado que ocupó la primera magistratura merced al síncope cardíaco que causó la muerte del general Gestido, ''estrenó'' su gobierno, en diciembre de 1967, con un preanuncio de lo que sería su gestión al frente del Ejecutivo: por un decreto de fecha 12 de diciembre clausuró el matutino Época y el semanario socialista El Sol y declaró disueltos e ilegales al Partido Socialista, la Federación Anarquista Uruguaya, el Movimiento Revolucionario Oriental, el Movimiento de Acción Popular Uruguayo y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. 

En junio del año siguiente (1968) el gobierno, que ya había exhibido su carácter autoritario, decretó ''Medidas Prontas de Seguridad'', régimen excepcional que fue sin embargo la constante de su accionar. Al amparo de esa disposición constitucional, Pacheco Areco impulsó su programa económico que tendía a beneficiar a las clases dominantes (su gabinete se integró con hombres representativos de la banca, del gran comercio, de la industria y del sector agroexportador) en perjuicio de los asalariados. En previsión de la resistencia que esa política económica generaría, fue que se implantaron las medidas de seguridad de modo de permitir al gobierno desatar una represión sin precedentes contra el movimiento popular. Fue también entonces que la censura a la prensa y la clausura de diarios empezaron a ser moneda corriente. 

Esa represión fue particularmente dura contra los dos focos emblemáticos de la resistencia: las organizaciones estudiantiles (FEUU y FES) y la CNT que, bajo la consigna clásica de "obreros y estudiantes, unidos y adelante", enfrentaban con coraje los desbordes autoritarios del gobierno. Porque además de decretarse la congelación de salarios, se atacaba el fuero sindical, se militarizaba a bancarios y funcionarios, al tiempo que la Universidad era ahogada económicamente y su autonomía, amenazada. 

En ese contexto la respuesta del gobierno a los reclamos consistía en la presencia ominosa de cuerpos policiales que reprimían la rebeldía con ferocidad creciente: sablazos, gases y cachiporras eran el único lenguaje del gobierno. El único lenguaje hasta que las fuerzas represivas incorporaron armas de fuego, con lo que se inició la orgía de sangre y el terrorismo de Estado que habría de durar hasta mediados de los ochenta, dictadura cívico-militar mediante. 

Un pequeño recuerdo para el primer mártir estudiantil

Líber Arce

Tras el restablecimiento por el gobierno colorado de Jorge Pacheco Areco, de las ''Medidas Prontas de Seguridad'', el 9 de agosto de 1968, fueron allanados el edificio central de la Universidad de la República, las Facultades de Agronomía, Arquitectura, Medicina y la Escuela de Bellas Artes, sin orden judicial, en busca de datos que permitieran encontrar al entonces presidente de la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE), Ulises Pereira Reverbel, secuestrado por el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros).

El Consejo Directivo Central (CDC) de la UDELAR denunció el allanamiento, al mismo tiempo que se sucedían enfrentamientos callejeros entre la policía y los estudiantes en los alrededores de los locales allanados, que dejaron un saldo de cinco estudiantes heridos, uno de ellos en estado de coma.  El Poder Ejecutivo solicitó a la Cámara de Senadores la venia para destituir a los miembros del CDC de la UDELAR y se estableció la censura previa a sus comunicados.

El 12 de agosto, un grupo de estudiantes de Odontología, Enfermería y Veterinaria que manifestaban desde la casa de estudios ubicada en Alberto Lasplaces, rumbo a Avenida Rivera, fue interceptado por un escuadrón de efectivos policiales de choque. Según testimonios de la época, Líber Arce fue baleado por la espalda desde una distancia de no más de cuatro metros. El estudiante recibió un disparo en una pierna con orificio de salida en la ingle. El balazo, según el dictamen médico conocido pocas horas después, le seccionó la arteria femoral.

Líber Arce, militante de la Unión de la Juventud Comunista, dejó de existir el 14 de agosto. Su entierro se convirtió en un plebiscito contra el gobierno. Desde el edificio central de la Universidad, donde había sido velado, una multitud calculada entre 200 a 300 mil personas acompañó el cortejo. Después de Líber Arce, al mes siguiente vendrían los asesinatos de Hugo de los Santos y Susana Pintos; y en los años subsiguientes, los de Heber Nieto, Julio Spósito, Joaquín Klüver, entre otros. 

 

El pequeño homenaje que aquí pretendemos rendir a Líber Arce, no busca una valoración individual, sino el destaque al conjunto de estudiantes/as de aquella época, l@s que se jugaban la vida por una educación justa y digna. Al día de hoy, ni el contexto ni los gremios estudiantiles, así como de trabajadores, son los mismos de los de entonces. Hoy en día, dichos gremios se encuentran extremadamente politizados, llegando al punto de la cooptación en algunos casos y la imagen de Líber Arce, al igual que de l@s estudiantes/as de los años 60 y 70 del siglo pasado, se muestra muy borrosa y por ende, irreal. Lo que no cambia son los sustanciales problemas que aquejan a la educación: falta de presupuesto; profesorados desinteresados, al igual que l@s entudiantes/as; centros de estudios mercantilizados y occidentalizados; educación excluyente; etc. Quién mira por los problemas de fondo? Con solucionar solamente la parte económica, no tendremos una educación distinta, una que se muestre incluyente y crítica, como debería de ser. Abogamos por un cambio en las políticas de estado y los planes de estudio, pero también lo hacemos por cambios en los gremios estudiantiles y de trabajadores, así como por una imagen no politizada de Líber Arce a quien tratamos de reivindicar aquí como lo que realmente es: el reflejo de todo el estudiantado de su época y ejemplo de una lucha que debería revivir en nuestros días. No deberíamos hablar del Día de los Mártires Estudiantiles, sino del Día de la Lucha Estudiantil, lo cual brindaría un marco mucho más abarcativo y cercano a la realidad de lo que es.