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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las dos caras del clima 1: ''El ser humano no es dueño del clima, sino que es parte de todo lo que tiene vida''




La cumbre ''oficial''
A las 3:07 de la madrugada del pasado sábado la presidenta de la COP 16, la canciller mexicana Patricia Espinosa, dio por aprobado el texto surgido del grupo de trabajo del Protocolo de Kioto (adoptado el 11 de diciembre de 1997), en el marco de las negociaciones oficiales de clima de Cancún. El texto fue martillado por Espinosa aunque Bolivia había dejado en claro que no apoyaba ese documento, y por tanto, que no había consenso, criterio que debe guiar las resoluciones en estas negociaciones de la ONU.
El embajador boliviano ante la ONU, Pablo Solón, pidió inmediatamente la palabra y demandó a Espinosa que respetara la legalidad y que se estaba sentando un predecente “funesto” al “martillar” un acuerdo sin que hubiera consenso. La canciller mexicana dijo que el consenso no significaba que no se pudiera llegar a un acuerdo por la oposición de un país.
Poco más tarde, a las 3:33 minutos, Espinosa aprobó el texto del grupo de trabajo sobre acción cooperativa a largo plazo, sin importar la oposición de Bolivia, que había pedido que se siguiera debatiendo. La canciller de México se limitó a contestar que las posiciones de Bolivia quedarían en las actas. Es decir que, a pesar de que la ONU es de por sí un organismo totalmente antidemocrático porque no escucha la voz de los pueblos pero toma resoluciones por ellos, la situación fue empeorada por no respetar la opinión de uno de los países miembros
De esta forma, la conferencia de Clima de Cancún acaba de cerrar con un acuerdo que no obliga a reducción de emisiones a los países industrializados, fortalece los mercados de carbono, presenta una concepción de los bosques como sumideros de carbono y desconoce los derechos de los pueblos indígenas. El nuevo texto no refleja el sentido de urgencia que plantea la ciencia para atender la ''crisis del clima''.
Con los actuales niveles de emisiones y con las promesas de reducciones existentes, la temperatura promedio mundial podría aumentar hasta unos cinco grados, al tiempo que los científicos advierten que ese crecimiento no debería sobrepasar los dos grados para evitar grandes catástrofes climáticas.
“Este acuerdo es en sustancia el Entendimiento de Copenhague de la COP 15 de Clima del año pasado", había evaluado Pablo Solón en conferencia de prensa el viernes por la tarde, cuando los textos se habían dado a conocer.
Al igual que el documento elaborado sólo por un grupo de países en la ciudad danesa en diciembre de 2009, el texto de Cancún se basa en un sistema de ofertas voluntarias, o “promesas” de los países industrializados sobre reducciones de emisiones y otros puntos. “Estamos en una situación complicada, nos preocupa profundamente”, había dicho Solón el viernes.
El nuevo acuerdo habla de continuar negociando un segundo período de compromisos dentro del Protocolo de Kioto, pero no menciona fecha para la conclusión de esas negociaciones y no asegura ese segundo período. Por el contrario, deja la puerta abierta para que se desmantele Kioto, único acuerdo vinculante sobre clima que obliga a los países ricos a reducir emisiones y aún no aprobado por uno de los países más responsables de la contaminación medio ambiental: Estados Unidos. Entonces, a pesar de las falsas soluciones que presenta dicho tratado, el mencionado país, tampoco se muestra dispuesto a firmar tratados que no le permitan seguir consumiendo de los recursos naturales del mundo de la destructiva manera en que lo hace.  
Los nuevos documentos conciben a los bosques como reservorios de carbono y, según relató Bolivia, apuntan al comercio de emisiones, al tiempo que no aseguran el pleno derecho de pueblos indígenas y comunidades locales.
En materia de financiamiento climático, se crea un fondo verde pero no se estipula claramente cómo funcionará, al tiempo que habla de “movilizar” recursos económicos y no de “proveerlos”, como establece la Convención de Clima. No se establece cómo se garantizarán los recursos financieros. Sin embargo, sí se estipula que el Banco Mundial (BM) jugará un rol fundamental, lo cual es algo que agrava aún más la cuestión ambiental, ya que, a sabiendas de que el BM es uno de los principales promotores de proyectos que van en camino contrario a un desarrollo medio ambiental sostenible, se le está dando más poder del que ya tiene y si a ello le sumamos que no se deja claro como funcionará el sistema de financiamiento, estamos ante un problema global tan grave como la supuesta ''crisis climática''
En lo referido a transferencia de tecnología del Norte al Sur, se crean dos nuevas entidades que analicen el tema pero no se estipula de dónde saldrán los fondos para su funcionamiento. No dice nada sobre derechos de propiedad intelectual, un tema que preocupa a los ''países en desarrollo'' que necesitan de las nuevas tecnologías y no pueden pagar sus patentes.
Bolivia pidió legalidad y que se respetara la regla del consenso. No fue suficiente. Con un aplauso cerrado se aprobó un acuerdo que no reconoce en los hechos que los países ''industrializados'' son los máximos responsables históricos de la ''crisis'' del clima, un criterio fundamenal de la propia Convención de la ONU sobre el tema. Pero quizá lo que subyace con mayor gravedad de esta reunión de la ONU, es el reafianzamiento del sistema capitalista como ''solución'' de los problemas medio ambientales y climáticos mediante el impulso de más y mayores prestamos, ya sea para aplicar medidas o para transferencia tecnológica, con lo cual lo países del sur nos veremos más endeudados y por ende, más dependientes de las decisiones del norte.  
La contra-cumbre
Previo a la culminación de la Cumbre sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (COP 16), el movimiento internacional de base La Vía Campesina emitió su declaración final, con la que cerró las movilizaciones y acciones que llevó a cabo en la ciudad mexicana de Cancún para exigir justicia ambiental y respeto a la Madre Tierra.
La Vía Campesina había comenzado sus movilizaciones el 28 de noviembre, con tres caravanas que partieron desde San Luis Potosí, Guadalajara y Acapulco, en lo que fue un esfuerzo en conjunto con la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, el Movimiento de Liberación Nacional y el Sindicato Mexicano de Electricistas. A éstas luego se sumaron otras caravanas (una de Chiapas, otra de Oaxaca y una de Guatemala), que finalmente llegaron conjuntamente a Cancún en la noche del 3 de diciembre. Al día siguiente, se inauguró el Foro Global por la Vida, la Justicia Social y Ambiental.
Desde ese momento, el movimiento llevó adelante varias actividades, foros y movilizaciones, marcando un importante mojón en la del 7 de diciembre, donde miles marcharon por las calles de Cancún hacia el sitio donde se celebraban las negociaciones ''oficiales'' de Naciones Unidas (ONU); esta marcha fue repetida en más de 37 países, en el marco de la convocatoria a realizar “miles de Cancún” que efectuó el movimiento campesino.
“Los actuales modelos de consumo, producción y comercio han causado una destrucción medio ambiental de la cual los pueblos indígenas, campesinos y campesinas somos las principales victimas. Así que nuestra movilización hacia Cancún y en Cancún, es para decirle a los pueblos del mundo que necesitamos un cambio de paradigma de desarrollo y economía”, señala La Vía Campesina en su comunicado final y agrega: “Hay que trascender el pensamiento antropocéntrico. Hay que reconstituir la cosmovisión de nuestros pueblos, que se basa en el pensamiento holístico de la relación con el cosmos, la Madre Tierra, el aire, el agua y todos los seres vivientes. El ser humano no es dueño de la naturaleza, sino que es parte de todo lo que tiene vida”.
Por ello, en el comunicado se denuncia que los gobiernos continúan indiferentes frente al cambio climático, debatiendo sobre el negocio financiero especulativo, la nueva ''economía verde'' y la privatización de los bienes comunes en vez de sobre cómo solucionarlo, a la vez que las falsas soluciones como la iniciativa REDD+ (Reducción de emisiones por deforestación y degradación), los MDL (Mecanismos de Desarrollo Limpio), la energía nuclear y la geoingeniería, se presentan como una peligrosa amenaza.
La Vía Campesina también denuncia “la imposición de la agricultura industrial, a través de la implementación de productos transgénicos y acaparamiento de tierras que atentan contra la soberanía alimentaria”, y pone énfasis en la exclusión tanto de campesinos como de pueblos originarios de las discusiones sobre estos temas, así como también denuncia “la expulsión de compañeros y compañeras del espacio oficial de la COP 16 por su oposición a los planteamientos de los gobiernos que apelan por un sistema depredador que apuesta por exterminar a la Madre Tierra y a la humanidad.
Finalmente, el movimiento recrimina al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y a la Organización Mundial de Comercio por “facilitar la intervención de las grandes transnacionales” en los países, así como también denuncia los impactos que ocasionan los tratados de libre comercio con los países del Norte y con la Unión Europea, a los que califica como “acuerdos comerciales que abren más las puertas de nuestros países a las empresas transnacionales para que se adueñen de nuestros bienes naturales”.
Por otra parte, el movimiento reclama como verdadera solución a la soberanía alimentaria, llama a reconstruir la relación con la Madre Tierra que se establece en la cosmovisión de los pueblos originarios y exige retomar los pactos establecidos en el marco del Acuerdo de los Pueblos celebrado en la ciudad boliviana de Cochabamba en abril de este año.
Asimismo, en su comunicado La Vía Campesina llama a “asumir la responsabilidad colectiva con la Madre Tierra, cambiando los patrones de desarrollo de las estructuras económicas y desapareciendo a las empresas transnacionales”, a la vez que reconoce a gobiernos como el de Bolivia y Tuvalu, porque “han tenido la valentía de resistirse ante la imposición de los gobiernos del Norte y de las corporaciones transnacionales”, y hace “un llamado para que otros gobiernos se sumen a la resistencia de los pueblos frente a la crisis climática”.
El movimiento llama además a detener la contaminación y a juzgar a los responsables de delitos ambientales y pide a los movimientos y a las organizaciones sociales que se sumen a la defensa de la Madre Tierra, mientras demanda que las políticas de protección a la biodiversidad, soberanía alimentaria, manejo y administración del agua “se basen en las experiencias y participación plena de las propias comunidades”.
Por último, La Vía Campesina reclama que se realice una consulta mundial a los pueblos para decidir las políticas y las acciones globales para detener la crisis climática. “¡Hoy!, Ahora mismo llamamos a la humanidad para actuar inmediatamente por la reconstitución de la vida de toda la madre naturaleza, recurriendo a la aplicación del ’cosmovivir’”, indica el movimiento en su comunicado, y añade: “Por eso, desde las cuatro esquinas del planeta nos levantamos para decir: ¡No más daño a nuestra Madre Tierra! ¡No más destrucción al planeta!. ¡No más desalojos de nuestros territorios! ¡No más muerte a los hijos e hijas de la Madre Tierra! ¡No más criminalización de nuestras luchas! No al entendimiento de Copenhague. Sí a los principios de Cochabamba”. Movalis adhiere a la resolución final de La Vía Campesina y considera como verdaderas soluciones al problema medio ambiental, las expresadas en ella.  

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