Durante junio se llevaron a cabo en Colombia las jornadas antifracking, convocadas por CENSAT Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia y una serie de organizaciones locales de ese país. Los convocantes de las jornadas ven con preocupación la inminente aparición de la técnica de explotación petrolera conocida como fracking en departamentos como Boyacá y Meta, en los que tuvieron lugar las principales actividades de estas jornadas. Con el fracking se pone en nuevo riesgo el territorio de comunidades ancestrales y tradicionales.
La técnica conocida como fracking se proyecta como opción ante el agotamiento a escala mundial de los hidrocarburos de yacimientos convencionales (de fácil extracción). Consiste en la perforación hacia formaciones rocosas compactas donde se encuentra alojado el gas y el crudo, y debido a la poca permeabilidad, la nula comunicación de las burbujas de gas y petróleo entre sí, se hace una primera explosión y se inyecta agua a alta presión para generar la fractura de la roca y permitir la fluidez de los hidrocarburos para ser extraídos. Se da entonces a través del fracking una permeabilidad a formaciones rocosas que no la tienen por naturaleza y se calcula que, en promedio, para la fractura por pozo se utilizan veinte millones de litros de agua.
Hernán Scandizzo, del Observatorio Perolero Sur de Argentina, participó de las jornadas en el país suramericano y señaló que “la fractura en diferentes escalas ya se venía aplicando en la industria convencional de los hidrocarburos”. “Lo que se ha hecho (actualmente) es darle un mayor desarrollo a estas técnicas para aplicarlas a estas formaciones rocosas en particular […]. Es Estados Unidos el que más desarrollo le ha dado y justamente son empresas de servicios de ese país las que tienen esta tecnología”, agregó. Luego el activista argentino prosiguió explicando que “la expansión de esta técnica más allá de la frontera de Estados Unidos tiene que ver con vender una tecnología. Más allá de los resultados que tengan los países que puedan extraer hidrocarburos o no, también hay una tecnología que se paga”.
Para Scandizzo, con la aplicación del fracking se reconfigura todo el mapa de hidrocarburos en el mundo. Hasta hace unos años atrás la geopolítica petrolera se determinaba por el acceso fácil a los hidrocarburos y eran los países con petróleo privilegiados en la accesibilidad a esta fuente de energía, mientras que no se tomaba en cuenta el potencial de países con yacimientos no convencionales, debido a que no era económica ni técnicamente rentable. Actualmente, ante la necesidad de inyectar hidrocarburos al mercado dada la rentabilidad y densidad energética del modelo capitalista y la aparición de la técnica de fractura desde hace una década, en Estados Unidos se genera una nueva relación de fuerzas en el modelo de explotación. Por ejemplo, se afirma que ese país norteamericano podría ser en unos años exportador de petróleo. Sin embargo, Scandizzo afirmó que “según las investigaciones que hay, con esta técnica se alcanza muy rápido el pico de producción del yacimiento y la tendencia a caer es en un tiempo muy corto”. Esa afirmación de que Estados Unidos sería exportador de petróleo son “más una promoción del fracking, como una burbuja financiera que se podría generar en torno a este tipo de fuentes energéticas más que como una realidad con algo certero”.
En los últimos años se ha generado gran revuelo por la afectación al ciclo hidrológico y a las fuentes de agua producto del modelo minero-energético mundial. Para el investigador argentino justamente a partir de la aparición del fracking se empieza a plantear la discusión agua–petróleo en los países en donde se promociona. “Esta discusión se da ya sea por la cantidad de agua que se utiliza para generar la fractura y esto de tener que multiplicar el proceso sobre un mismo pozo y también ir multiplicando los pozos sobre un mismo yacimiento. Los volúmenes de agua son importantes, es agua que se utiliza y queda contaminada”. Scandizzo añadió que “también está el riesgo de la contaminación de otros acuíferos, porque según las características de una determinada formación geológica, si hay fallas geológicas o si la fractura superó la formación que se deseaba intervenir y fue a formaciones más permeables, el agua más los hidrocarburos pueden contaminar otras fuentes”.
Las jornadas que tuvieron lugar en Colombia, además de generar un proceso pedagógico frente a la amenaza del fracking, permitieron comprobar la similitud de la ampliación de la frontera extractiva petrolera en diversos países de América Latina, en los que se van impactando territorios que tenían otras vocaciones productivas y culturales. Scandizzo afirmó que “pensar en el ingreso de la industria petrolera en estos territorios no sólo sería cambiar el uso del suelo y generar la posibilidad de la contaminación del agua, sino que sería un avasallamiento de una forma de concebir el territorio, un impacto socioambiental y sociocultural muy fuerte”. “En lo ambiental, teniendo en cuenta que son zonas de recarga de una cantidad de acuíferos, realmente es muy preocupante que se avance hacia esas regiones”. “Fue muy interesante ver en la realización de los talleres, y en las conversaciones con las personas de los territorios, que hay una determinación de organizarse y activar contra estos proyectos. No es que esto se está haciendo y este avance se da sobre la pasividad de la población, sino que la población se está informando, se está organizando y se está movilizando frente al tema”, agregó el investigador del Observatorio Petrolero Sur de Argentina.
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