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sábado, 9 de julio de 2011

Reclutando...


Esta experiencia es vivida y sufrida casi a diario por los estudiantes del distrito de North Hollywood, en Estados Unidos, quienes decidieron tomar cartas en el asunto recientemente. El motivo fue denunciar que se están produciendo violaciones sistemáticas a la política estrictamente escolar, ya que reclutadores de las Fuerzas Armadas entran a diario y campan a sus anchas por los diferentes centros escolares de la zona tratando de convencer y reclutar a los estudiantes para el ejército.

Los reclutadores se mueven con total libertad

Como consecuencia de esta actitud, en días pasados, decenas de estos estudiantes disconformes de este distrito se concentraron tras finalizar el horario de clases, para denunciar que a ese campus lleguen frecuentemente los reclutadores que violan los propios reglamentos del distrito escolar. Así se expresaba Germán Esturban, uno de los estudiantes: "A menudo vienen aquí, a la escuela durante el tiempo del almuerzo e incluso se meten dentro de las clases y a algunos de los estudiantes les han obligado a hacer flexiones y ejercicios en el patio. Yo mismo completé y firmé un requerimiento a principios del curso para que no me interrogasen con este fin y, sin embargo, continuamente me están llamando de las Fuerzas Aéreas y Navales, para preguntarme si tengo interés en irme con ellos''.

El director de la escuela, Randal Delling, tampoco sale muy bien parado y es objeto de las críticas de los estudiantes por su permisividad hacia estos hechos, que cada vez se están produciendo con más frecuencia. Los reclutadores llegan con total libertad a interrogar a los alumnos, y hasta entran en los salones y aulas para sacar a algún estudiante fuera de clase para hablar con él.

Los padres también en contra

Los testimonios se multiplican en este sentido. Es el caso de muchos padres que se ven sorprendidos cuando sus hijos vuelven a casa en horario escolar y además llegan acompañados de algún asesor militar. "No tenía ni idea de lo que sucedía", manifiesta Guadalupe Luján, que tiene un hijo que está a punto de graduarse en la Universidad de San Diego. "Un día me enteré de que lo sacaron de la escuela sin permiso cuando no debían haber hecho eso", dijo la madre del estudiante. "Llegaron a casa para recoger el seguro social de mi hijo, porque lo necesitaban para unos trámites. Mi hijo nunca me había hablado de ello".

Aquella intervención de su madre, al enterarse de la maniobra, evitó que su hijo ingresase en las Fuerzas Armadas. Al margen de la sorpresa, lo que más irritó a la sorprendida madre fue el constatar que los reclutadores  llegasen a la escuela a interrumpir las clases de los estudiantes, para tratar de convencerles de una profesión en la que nunca habían pensado ninguno de ellos. Problemas similares ocurren en muchos de los planteles del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD).

Para Arlene Inouye, en su labor de coordinadora de la Coalición contra el Militarismo en las Escuelas, el problema estriba en la inexistencia de una política común para todos los centros escolares, siendo el director de cada centro quien decide el grado de rigidez o permisividad para que los reclutadores militares accedan o no al centro en cuestión.

Una normativa que no se cumple

Por su parte, la oficina de comunicaciones del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles, ante esta inquietud latente manifestó que desde el año 2005, el citado Distrito Escolar (LAUSD), se ha adherido a su política aprobada por una junta en relación con el reclutamiento escolar en las escuelas. Dicha política establece entre otros puntos que ningún estudiante está obligado a reunirse o hablar con un reclutador, ni tampoco es obligatorio hacer ningún tipo de pruebas de aptitud o vocación hacia las Fuerzas Armadas. Igualmente, los estudiantes de 17 años o menores pueden pedir que no se les envíe información sobre reclutamiento sin el permiso de sus padres. Todo esto es lo que consta en el manifiesto de LAUSD, aunque pareciera entrar en contradicción de acuerdo a las experiencias y testimonios hasta aquí narrados.

Por su parte, al personal militar no le está permitido llevar equipos o vehículos a las escuelas, si no tienen la aprobación del distrito, ni tampoco pueden hacer sugerencias a los estudiantes tales como que abandonen sus estudios para obtener un diploma de educación equivalente, mientras estén en el ejército. En este sentido y siguiendo con el mismo comunicado del LAUSD, sin embargo, los reclutadores pueden interactuar con los estudiantes, mientras cumplan estas políticas y otros requisitos impuestos por los directores locales.

Pero no todas las escuelas, tienen la misma intensidad de visitas por parte de los reclutadores militares. Es bien sabido que en aquellas zonas más deprimidas económica y con peores resultados y ''nivel académico'' de los estudiantes, las visitas son más numerosas  que en otras donde el ''estatus'' es más elevado. En este sentido, la misma Inouye confirma que "los reclutadores insisten más en aquellas escuelas donde hay bajos resultados académicos o los estudiantes provienen de familias de bajos recursos económicos, porque saben que es más fácil convencerles de que se unan a las Fuerzas Armadas, buscando un futuro mejor y más seguro para ellos". Es muy evidente que a las escuelas de Beverly Hills, sólo acuden los reclutadores una vez al año, pero a otras como la zona del Valle de San Fernando por citar un ejemplo significativo, acuden con más frecuencia.

Facebook, nueva fuente de reclutamientos

A la hora de "perseguir" a futuros integrantes de las Fuerzas Armadas y reclutar a todo el que se deje, el ejército y sus representantes en la calle, cuentan con todo tipo de recursos, incluida la tecnología. Facebook es una herramienta válida y frecuente para intentarlo, según el testimonio de muchos estudiantes que así lo manifiestan, cuando los reclutadores tratan de contactarlos a través de este medio. Se trata de ganar su amistad como paso previo, para hablarles después de la carrera militar como una opción para sus vidas.

Esos intentos de contactar parece que no sólo se producen durante los horarios regulares de las escuelas, sino en cualquier momento. Enmanuel Sánchez, cursa el grado 10 en la secundaria Easte Valley: "Eso es lo que quisieron hacer conmigo pero no me dejé".

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