De todas las crisis sociales y naturales que debemos afrontar los seres humanos hoy en día, la de los recursos hídricos es la que más afecta a nuestra propia supervivencia y a la del planeta. Ninguna región del mundo podrá evitar las repercusiones de esta crisis que afecta a todos los aspectos de vida, desde la salud de l@s niñ@s hasta la alimentación de los seres humanos.
La sequía provoca efectos devastadores en los países que las sufren. Actualmente, muchos países tienen menos agua de la que necesitan. A principios del próximo siglo, una tercera parte de las naciones tendrá escasez de agua de modo permanente. La primavera es cada vez más pobre como consecuencia de la tala de los bosques y el cambio climático. Los lagos subterráneos, que datan de tiempos prehistóricos, se están agotando con rapidez.
El ser humano considera al suelo, que normalmente llama tierra, como algo muerto, donde puede colocar, acumular o tirar cualquier producto sólido o liquido que ya no le es de utilidad o que sabe que es tóxico. La humanidad obtiene la mayor cantidad de agua de los ríos, pero casi todos se encuentran inservibles a causa de la contaminación. El agua de mar desalinizada es una fuente potencial, aunque el costo del proceso es diez veces mayor.
La inercia política agrava la crisis del agua. La crisis mundial del agua cobrará en los próximos años proporciones sin precedentes y aumentará la creciente penuria por falta de agua en diversos países a lo largo y ancho del planeta tierra. Los recursos hídricos disminuirán continuamente a causa de la contaminación y del cambio climático.
La falta de consciencia sobre la magnitud del problema, la inercia de los dirigentes y las actitudes y conductas inapropiadas explican el deterioro progresivo de la situación y la razón de por qué no se adoptan las medidas que se necesitan.
A mediados del presente siglo miles de millones de personas sufrirán de escasez de agua en todo el mundo. Se calcula que un 20% del incremento de la escasez mundial de agua obedecerá al cambio climático. En las zonas húmedas es probable que las precipitaciones lluviosas aumenten, mientras que en muchas zonas propensas a la sequía, e incluso en algunas regiones tropicales y subtropicales, disminuirán y serán más irregulares. La calidad del agua empeorará con la elevación de su temperatura y el aumento de los índices de contaminación. Ya en los últimos años se ha evidenciado una importante disminución en su calidad. Y los más afectados siguen siendo las poblaciones económicamente más pobres, ya que el 50% de la población de los países mal llamados ''subdesarrollados'' está expuesta al peligro que representan las fuentes de agua contaminadas, a causa en gran medida de la instalación en nuestros países de empresas multinacionales occidentales altamente contaminantes.
Otros problemas muy importantes que se plantean son los de la calidad y la buena administración del agua. En el mundo hay más de 2,2 millones de personas que mueren cada año debido a enfermedades causadas por el agua potable contaminada y un saneamiento deficiente. Una gran proporción de esas muertes se debe a las enfermedades ocasionadas por el agua. Aproximadamente, un millón de personas muere de malaria cada año y más de 200 millones se ven aquejadas de esquistosomiasis, una dolencia conocida también con el nombre de bilharziosis. Todas estas terribles desgracias, así como los sufrimientos y pérdidas que entrañan, se pueden evitar.
Actualmente la industria utiliza el 22% del agua consumida en el mundo. En los países ''ricos'' ese porcentaje asciende a un 59%, mientras que en los países ''pobres'' sólo llega a un 8%. En el año 2.025 esa proporción alcanzará un 24%. Se calcula que para ese entonces se gastarán 1.170 km³ de agua anuales para usos industriales.
También existe el riesgo de privatizar la producción de agua potable, su distribución y fijación del precio. En esta situación son siempre las personas económicamente más pobres quienes más padecen, pues tienen menos acceso al abastecimiento de agua y deben pagar proporcionalmente más por él. Por ejemplo, en Nueva Delhi, India, el agua se vende a las personas más pobres a razón de 4,89 dólares por metro cúbico, mientras que las familias que poseen agua corriente a domicilio pagan solamente 0,01 dólares por la misma cantidad. En Vientiane, República Democrática Popular Lao, los vendedores cobran 14,68 dólares por metro cúbico, mientras que la tarifa municipal es de solamente 0,11 dólares.
Cuando faltan las infraestructuras y los servicios, las áreas urbanas que carecen de instalaciones para el suministro y el saneamiento de aguas constituyen uno de los entornos más peligrosos para la vida humana. Muy pocas viviendas en el mundo tienen desagües que vayan a parar al alcantarillado. La población económicamente pobre que vive esa situación en las ciudades es la primera víctima de las afecciones causadas por la falta de saneamientos, las inundaciones e, incluso, por las enfermedades causadas por el agua como la malaria, que se ha convertido en una de las principales causas de enfermedad y muerte en muchas áreas urbanas. Por otro lado, a medida que la demanda de agua aumenta, proliferan también los rumores sobre las guerras que pueden avecinarse debido a la falta de los recursos hídricos.
Más allá de las variadas causas que provocan la escasez y contaminación del agua a nivel mundial, la principal de todas tiene nombre y apellido propio: este sistema tremendamente destructivo en el que vivimos llamado capitalismo y su modelo de economía y ''desarrollo'' tan destructivo como su padre: el neoliberalismo. Mientras se mantengan en pie, seguiremos hablando de cambio climático, crisis del agua, crisis de la alimentación, destrucción del medio ambiente y un largo etc. Apostar a un desarrollo alternativo debe ser el objetivo de toda la humanidad: a un sistema (o varios) que se base en el cooperativismo, la soberanía alimentaria, la agricultura orgánica, el multiculturalismo, uno que considere al medio ambiente, a la madre tierra un sujeto de derecho y no un bien de consumo y muchas otras opciones de ser y hacer en el mundo totalmente diferentes y contrarias al capitalismo.
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