Delante de nuestros ojos

Empezó el jueves la misión de solidaridad con el pueblo palestino por parte de la federación ecologista Amigos de la Tierra Internacional, con visitas a comunidades cercanas a las ciudades de Bethlehem y Hebron, al sur de Cisjordania.

Integrantes del Comité Ejecutivo de Amigos de la Tierra Internacional y de la sede de la federación en Amsterdam (Holanda), originarios de varios países, y representantes del grupo nacional, PENGON – Amigos de la Tierra Palestina, visitaron las villas de Jubet al deeb (Bethlehem) y Beit Mersem (Hebron). Tierras de plantaciones de olivos, uvas, de cría de ovejas, entre otras actividades.

Los asentamientos israelíes en esas zonas (hay unos 650.000 en Cisjordania), las confiscaciones de tierras y el control sobre las fuentes agua del gobierno israelí a través de sus fuerzas militares son algunos de los aspectos más destacados. No obstante, son puntos en común en todo el territorio palestino. El agua para Cisjordania proviene principalmente de tres acuíferos: el Oriental, el Occidental y el Nororiental. El 82 % de esa agua subterránea en Cisjordania es usada por israelíes. El restante 18 % por los ciudadanos palestinos.

La misión, que se solidariza y acompaña además de cerca el trabajo de PENGON – Amigos de la Tierra Palestina, pudo comprobar también la contaminación de las fuentes de agua, que los soldados israelíes prohiben el acceso a la electricidad a los palestinos en algunas villas, la construcción de propiedades, la libre circulación y la producción de energía solar. También realizan entrenamientos militares en pleno territorio palestino y los “check points” (o puntos de control militares) están por todos lados.

Siempre bajo la oscura sombra del Muro del Apartheid, construido por los israelíes desde 2002, Palestina padece la injusticia ambiental, la colonización y la limpieza étnica del estado de Israel. A los ojos del mundo, ese país desplaza palestinos de sus tierras, los maltrata, viola sus más elementales derechos humanos y los obliga al exilio o a la extrema pobreza, mientras se hace de más territorios en torno a las fuentes de agua. ¿La comunidad internacional? Además de los discursos bonitos, nada.