Bien, Siria no está sometida al poder estadounidense, y como la misma historia nos habla, todo aquel país o gobierno que no se mostraba sumiso al amo del momento acababa teniendo problemas. Este tiempo, obviamente, no es ninguna excepción.
Además de esta no sumisión hay más asuntos especialmente importantes, asuntos económicos. Siria está situada, como se sabe, en Oriente Medio, limita con el Mar Mediterráneo, con Turquía, con Irak, con Jordania, con Israel y con el Líbano. Ahí es nada. Por su situación ya, de paso entre Oriente Medio y Europa, es un lugar estratégicamente importante. De hecho, se ha previsto recientemente realizar un gaseoducto que lleve las enormes reservas descubiertas en Irán a través de Irak y Siria; con lo que Irán se fortalecería y Estados Unidos y algunos estados siervos de él, como Catar, perderían un gran negocio económico y una palanca de poder política, ya que ese gas va a Europa, que lo necesita como agua y nos permite entender porqué los países europeos no apoyan la invasión estadounidense a Siria. A esto se une además que en la propia Siria se han descubierto también importantes yacimientos de gas natural. Pero no solo es el gas la causa del acoso a Siria, sino el control completo de la región de Oriente Medio. Estados Unidos, ya desde hace años, al menos desde que apoyó a la dinastía y dictadura Saud en Arabia, promocionando el wahabismo. El wahhabismo es una corriente religiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunnismo y en especial de la escuela hanbalí. Creada por el reformador religioso SheikhulIslaam Muhammad ibn 'Abd al-WahhabKirgiz (1703-1792) en el siglo XVIII, su auge se debe a la pronta relación con la dinastía Al-Saud y al apoyo mutuo que se brindaron. El wahhabismo es la forma religiosa del Islam que tiene más influencia sobre los musulmanes sunníes en Arabia Saudí, que son la mayoría en dicho país.
El wahhabismo destaca por su rigor en la aplicación de la Sharia (código de derecho islámico que marca pautas de conducta) y por un constante deseo de expansión por el mundo. Para ello, sus seguidores utilizan tanto sus instituciones de formación, a las que acuden estudiantes de todos los países mayoritariamente sunníes, como los recursos económicos que les proporciona la Corona saudí, empleados en la creación de mezquitas y centros de estudios islámicos en diversos lugares del mundo.
Luego, al intentar derrocar a Nasser, apoyando a los Hermanos Musulmanes, apostó por el extremismo islámico, que combatía el desarrollo y progreso de aquella región, sometiéndolo a los intereses occidentales; y, ahora, viendo el buen resultado obtenido en apoyar a ambos, sigue cooperando con los dos. La Primavera Árabe, tan vanagloriada como revolución de los pueblos, ha sido en gran medida un plan para colocar a estos Hermanos Musulmanes en gobiernos que se estaban convirtiendo en algo inestables e inseguros para los intereses del poder estadounidense, poder expresado a través de las llamadas transnacionales, las corporaciones; pero especialmente ha sido un plan ambicioso para hacerse con el control total de los países de Oriente Medio y también del norte de África.
Siria, como Libia, se salía y se sale del estándar y canon pensado por los líderes norteamericanos; eran además países seculares. Libia cuidaba especialmente a su población, teniendo el mayor nivel de vida de África, y lo peor, no obedecían las órdenes dictadas por los poderosos dirigentes del norte. Estos dirigentes saben que si destruyen al gobierno actual sirio y colocan uno títere islamista, tienen el camino preparado para conquistar todo Oriente Medio. El siguiente paso sería Irán, y una vez controlada la región se pasaría al acoso y sometimiento de Rusia y China. El poder se parece al nogal, no deja que nada crezca a su sombra, y Estados Unidos aquí actúa como un dictador implacable que quiere someter completamente a todo el mundo.
Los rebeldes sirios serían inmensamente más débiles hoy sin Al Qaeda en su filas. En general, los batallones del Ejército Libre Sirio (Free SyrianArmy -FSA-) están cansados, divididos, caóticos e inefectivos. Sintiéndose abandonados por occidente, las fuerzas rebeldes se están desmoralizando cada vez más mientras se enfrentan con el ejército profesional y superior armamento del régimen de Assad. Los luchadores de Al Qaeda, sin embargo, pueden ayudar a aumentar la moral. La influencia de los yijadistas trae disciplina, fervor religioso, experiencia en la batalla de Irak, financiación de los simpatizantes suníes en el Golfo, y lo más importante, resultados contundentes. En breve, el FSA necesita a Al Qaeda ahora.
Con pocas bromas, y de hecho como han actuado, utilizando a Al Qaeda como ejército de choque, como la legión que destruye y somete mediante la brutalidad y la barbarie a los pueblos que se muestran levantiscos o poco sumisos.
Brookings, otro think-tank, pese a adornarlo de retórica y de hablar de lucha por la libertad, contra la tiranía y contra el terrorismo, precisamente lo contrario que están haciendo las organizaciones armadas apoyadas por el gobierno norteamericano, que es a su vez dirigido por estos think-tank, ponía como soluciones para Siria:
- Quitar el ''régimen'' (el Gobierno sirio) por vía diplomática;
- Coaccionar al régimen por medio de sanciones y aislamiento diplomático;
- Armar a la oposición Siria para derrocar al régimen;
- Llevar a cabo una campaña aérea militar como en Libia para conseguir una victoria de la oposición.
- Invadir Siria con fuerzas dirigidas por EE.UU. y quitar así el régimen directamente, y
- Participar en una multilateral acción de la OTAN para quitar a Assad y ''reconstruir'', a conveniencia, a Siria.
Como vemos todo muy “democrático” y “poco violento”, tal y como presumen supuestamente con sus bonitas palabras de democracia, libertad y paz. La oposición siria a la que están apoyando no son precisamente personas muy apreciadas o conocidas por los propios sirios, y los soldados, mercenarios que están llevando a cabo tal operación, bien el eufemísticamente llamado Ejército Sirio Libre, o los mujahideen, o la propia Al Qaeda, no son sino realmente organizaciones terroristas bajo el mando del poder económico exterior, que destruyen al país y aterran a la población para imponer los intereses económicos de una rapaz y sanguinaria élite occidental.
Detrás de estos think-tank, que dictan y dirigen las políticas del gobierno estadounidense y de la Unión Europea, están corporaciones bien conocidas, como: Goldman Sachs& Co, Nike, Facebook, Coca Cola, Pepsi, Ford Foundation, Rockefeller Foundation, Visa inc, Exxon, Chevron, Shell, Siemens, Boeing, General Electric, Toyota, Microsoft, Google, etc.
No obstante, si oímos o vemos a lo que llamamos comúnmente como medios de comunicación, oiremos y veremos otra versión, una en la cual nuestros dirigentes y empresas occidentales velan por la paz, la justicia, el bienestar y la libertad en el mundo. Claro que esos llamados medios de comunicación pertenecen a esas grandes corporaciones, y, casualmente, cuentan lo que sus egoístas intereses económicos necesitan que cuenten. Algo que curiosamente poco tiene que ver o poco coincide con lo que realmente sucede en las calles de las ciudades y pueblos sirios. Las investigaciones y los hechos dicen una cosa y los medios de comunicación corporativos cuentan otra bien diferente.
También, las llamadas ''organizaciones humanitarias'', esas que salen precisamente citadas abundantemente en esos medios de comunicación, coinciden, no por casualidad, en lo que las grandes corporaciones necesitan que se diga. Del mismo modo aquí los hechos dicen cosas bien diferentes, aunque esos medios y esas organizaciones supuestamente humanitarias los ignoren.
Tanto el papel de estos medios corporativos, como el de las organizaciones denominadas ''humanitarias'', es vital para convencer a la población de que la guerra es necesaria, de que la guerra es hasta justa. Ellos venden la guerra beneficiando a sus propios benefactores, los que les pagan por ese papel tan poco honesto.
La guerra en Siria, en Yugoslavia, en la Primera Guerra Mundial, como la ocurrida en las mismas Guerras Púnicas, entre tantas otras, obedece a leyes imperecederas y crueles, que nada tienen que ver con los derechos humanos o la libertad.
Recordaremos la citada Primera Guerra Mundial:
''¿Hay algún hombre o mujer –que digo, hay siquiera un niño- que no sepa que la semilla de la guerra en el mundo moderno es la rivalidad industrial y comercial?… Esta guerra ha sido una guerra industrial y comercial''.
W. Wilson, presidente de Estados Unidos e incitador a la guerra.
Y, ayer como hoy, detrás de la guerra estaba un gran negocio, para unos pocos, para los fomentadores y promotores de la guerra, un acto este, no importa el lugar y el tiempo, abominable:
''Un acto monstruoso contra la humanidad en interés de los financieros de Wall Street''.
Charles Schenck, opositor estadounidense a la guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario