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viernes, 19 de febrero de 2010

No intenten cambiar al clima más de lo que está... lo que hay que cambiar es el sistema!!!


El corrupto “acuerdo” de Copenhague muestra la gran brecha existente entre las demandas de los pueblos y los intereses de las élites. La tan esperada Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático en Copenhague terminó con un acuerdo fraudulento, diseñado por los Estados Unidos y presentado ante la Conferencia en el último momento. El “acuerdo” no fue adoptado por la conferencia. En lugar de eso, la decisión fue “tomar nota” utilizando una nueva y absurda estrategia parlamentaria, diseñada para acomodar el resultado a los intereses de los Estados Unidos y permitir a Ban Ki-moon pronunciar la ridícula frase “Tenemos un trato".

La Conferencia de la ONU no fue capaz de aportar soluciones a la crisis climática, ni siquiera un mínimo progreso hacia las mismas. Realmente, las negociaciones constituyeron una traición total a los países pobres y a los Estados islas, produciendo una situación vergonzosa para las Naciones Unidas y el gobierno Danés. En una Conferencia diseñada para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero se habló muy poco de la reducción emisiones. Los países "ricos y desarrollados" continuaron aplazando cualquier conversación sobre reducciones profundas y obligatorias y trasladaron la responsabilidad a los países "menos desarrollados", sin mostrar la más mínima disposición a compensar por los daños que han causado.

La coalición ¡Climate Justice Now!, junto con otras redes, se reunieron en Copenhague en torno al llamado por “Un Cambio del Sistema, No del Clima”. Por el contrario, la Conferencia sobre el Cambio Climático evidenció que las soluciones reales, en lugar de falsas soluciones basadas en el mercado, no serán adoptadas hasta que logremos superar el injusto sistema político y económico actual.

Las élites gubernamentales y corporativas reunidas en Copenhague no intentaron en absoluto satisfacer las expectativas del mundo. Las falsas soluciones y las corporaciones se apropiaron completamente del proceso de la ONU. A las élites mundiales les gustaría privatizar la atmósfera a través de mercados de carbón; dividir los bosques, praderas y sabanas que quedan en el mundo, violando los derechos de los indígenas y apropiarse de sus territorios; promover tecnologías de alto riesgo para reestructurar el clima; convertir los verdaderos bosques en plantaciones y mono-cultivos de árboles, los territorios agrícolas en sumideros de carbón; y terminar de acotar y privatizar lo que es común. Todas las propuestas discutidas en Copenhague estaban basadas en el deseo de generar mayores beneficios en lugar de reducir emisiones, e incluso las pequeñas cantidades de financiación prometidas, podrían utilizarse simplemente para financiar la transferencia de tecnologías riesgosas.

Las únicas conversaciones sobre soluciones reales en Copenhague tuvieron lugar entre los movimientos sociales. Climate Justice Now!, Climate Justice Action y Klimaforum09 expresaron muchas ideas creativas e intentaron hacer llegar dichas ideas a la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático a través de la Declaración Popular del Klimaforum09 y La Asamblea para Reclamar el Poder del Pueblo. Entre los gobiernos, los países ALBA, muchas naciones africanas y AOSIS frecuentemente se hicieron eco de los mensajes del Movimiento de Justicia Climática, hablando de la necesidad de pagar la deuda climática, crear fondos de mitigación y adaptación fuera de las instituciones neoliberales, como el Banco Mundial y el FMI, y evitar que el aumento de la temperatura global supere 1,5 grados.

La ONU y el gobierno Danés sirvieron a los intereses de los países ricos e industrializados, excluyendo las voces de los menos poderosos en el mundo e intentaron silenciar las demandas por soluciones reales. Sin embargo, las voces se hicieron más fuertes y se unieron cada día más durante las dos semanas de la Conferencia. Mientras tanto, los mecanismos implementados por la ONU y las autoridades danesas para reglamentar la participación de la sociedad civil eran menos operativos y democráticos y más represivos, cada vez más similares a los de la OMC y Davos.

La participación de los movimientos sociales fue limitada durante toda la conferencia y reducida de manera drástica en la segunda semana. Incluso, a varias organizaciones de la sociedad civil les quitaron sus credenciales para entrar a mediados de la segunda semana. Mientras que las corporaciones seguían haciendo cabildeo dentro del Bella Center.

Fuera de la conferencia, la policía danesa mostró su cara represiva, restringiendo masivamente el derecho a la libre expresión y arrestando y golpeando a miles de personas, incluidos delegados de la sociedad civil a la Conferencia sobre el clima. Manifestaciones, organizadas conjuntamente por sindicatos, organizaciones, movimientos sociales y ONGs danesas, movilizaron a más de 100.000 personas en Dinamarca para presionar por la justicia climática, mientras que los movimientos sociales en todo el mundo movilizaron a cientos de miles de personas más en manifestaciones locales por la justicia climática. A pesar de la represión del gobierno Danés y la exclusión por parte de la ONU, el movimiento por el cambio del sistema y no del clima es ahora más fuerte que cuando llegamos a Dinamarca.

Aunque Copenhague fue un desastre para las soluciones justas e igualitarias sobre el clima, ha sido un importante momento de inspiración en la batalla por la justicia climática. Los gobiernos de las élites no tienen soluciones que ofrecer, pero el movimiento por la justicia climática ha proporcionado una visión fuerte y alternativas claras. Copenhague será recordado como un acontecimiento histórico para los movimientos sociales globales. Será recordado, junto con Seattle y Cancún, como un momento crítico cuando las diversas agendas de muchos movimientos sociales se juntaron y fortalecieron, pidiendo con una sola voz el cambio del sistema, y no del clima.

La coalición ¡Climate Justice Now! invita a movimientos sociales en todo el mundo a movilizarse a favor de la justicia climática.

Se avanza en la lucha no sólo en las negociaciones sobre el clima, sino también en las bases sociales y en las calles, para promocionar soluciones verdaderas que incluyen:

- Dejar las energías fósiles debajo de la tierra e invertir en energías renovables eficientes y seguras, limpias y lideradas por la comunidad.

- Reducir radicalmente el consumo excesivo, primero y sobre todo en el Norte, pero también en las elites del Sur.

- Grandes transferencias financieras del Norte al Sur, basadas en reparaciones a las deudas climáticas y sujetas al control democrático. Los costos de adaptación y mitigación deben venir de la redirección de presupuestos militares, impuestos progresivos e innovadores, y la cancelación de deudas.

- conservación de los recursos basada en los derechos de los Indígenas a sus territorios y en la promoción de la soberanía de los pueblos sobre la energía, los bosques, la tierra y el agua.

- agricultura y pesca familiar sostenible y soberanía alimentaria.

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