Las amenazas, acoso y violencia perpetradas contra el bloqueo realizado por los integrantes de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida a la construcción de la planta de acondicionamiento de semillas de maíz de la multinacional Monsanto, en la localidad de Malvinas Argentinas, provincia de Córdoba, han sido constantes desde que esta asamblea decidió el 18 de setiembre de este año tomar esta medida. El día 28 de noviembre la violencia alcanzó su punto más alto, luego de que un ataque dejara a más de 20 personas heridas.
“Entre las siete y ocho de la mañana vino un colectivo con 60 personas con dirigentes de la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina), fueron directamente a una de las puertas donde estábamos con las carpas, y con palos, pedradas y patadas sacaron a los chicos que estaban acampando pacíficamente”, comenzó a narrar en entrevista con un medio alternativo, Celina Molina integrante de la asamblea, apenas salida del hospital a causa de los golpes que recibió.
Luego del desalojo violento comenzaron a ingresar camiones a la planta, por lo cual los y las asambleístas volvieron para intentar impedir ese ingreso: “nos tiramos en el piso, y había dos o tres mujeres que nos intentaron sacar de arrastras, y mandaron a cinco mujeres más para que nos sacaran; nos agarraron a patadas, a trompadas en la cabeza, nos tiraron del pelo”, relató Celina. Entre las integrantes apaleadas, se encontraba Sofía Gatica, referente también del colectivo Madres de Ituzaingó Anexo, quien hace no más de una semana fuera agredida, además de haber sido amenazada de muerte el 19 de noviembre, cuando un hombre le mostró un arma y amenazó: “vamos a desparramar tus sesos por Malvinas Argentinas”, según relató la luchadora.
Además de infligir daños físicos, quienes irrumpieron en el bloqueo (personas contratadas por dirigentes de la UOCRA, según afirma Celina), sustrajeron computadoras y destruyeron las instalaciones que habían construido los vecinos.
El granero transgénico del mundo
La planta proyectada de Monsanto para esta localidad argentina tendría una capacidad máxima de producción de 3,5 millones de bolsas de semillas para la siembra, según información de la propia multinacional. Sería una de las mayores plantas de producción de semillas de maíz del mundo. Sin embargo, tal envergadura no se reflejó en el proceso de aprobación de su construcción: “La aprobación que se le dio a Monsanto para la construcción de esta planta es ilegal; debió haber sido aprobada por un comité interdisciplinario y tan sólo lo firmaron dos personas. No cuenta con estudios de impacto ambiental”, afirmó Celina.
Y a pesar de este carácter ilegal, las vecinas de Malvinas Argentinas no logran obtener respuesta alguna desde la Justicia. Cuenta Celina: “hemos presentado recursos de amparo, pero la justicia no resuelve, pero tampoco nos rechaza. Queremos mediante un recurso extraordinario poder acceder a la Corte Suprema de la Nación, y el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba no lo permite. Nos están negando el acceso a la Justicia”.
Ante los hechos crudos de violencia se convocó una marcha que se llevó a cabo el pasado 29 de Noviembre en el centro de la ciudad de Córdoba. En cuanto a la medida de bloqueo a la planta, Celina es clara: “el acampe lo vamos a mantener”.
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