En la noche del domingo 29 de noviembre, además de celebrarse las elecciones nacionales en Uruguay (las que captaron la mayor parte de las noticias de la prensa internacional), ocurría lo mismo en honduras (pasando mucho más desapersividas). El vencedor del cuestionado proceso electoral que atravesó el país, fue el ganadero Porfirio Lobo Sosa, quien según datos oficiales habría obtenido el 56 por ciento de los votos, en unos comicios que alcanzaron una abstención del 70 por ciento, según el Frente de Resistencia al Golpe de Estado.
La resistencia a la dictadura, así como también el depuesto presidente Manuel Zelaya, habían convocado a abstenerse de votar en las elecciones nacionales, a las que consideraban completamente viciadas, dado que se celebraban bajo el régimen de facto que comanda Roberto Micheletti.
A excepción de pocos gobiernos en el plano internacional, la mayoría de los Ejecutivos nacionales y organismos supranacionales habían respaldado la posición de los detractores al golpe, negándose a enviar observadores internacionales a los comicios, para no legitimar un proceso eleccionario que se daba sin las garantías necesarias para que los votantes se expresaran con libertad. Algunos de los observadores que concurrieron para intentar que los derechos humanos fueran respetados, fueron apresados por el gobierno de facto, que además reprimió las movilizaciones que el movimiento popular hondureño realizó para rechazar el proceso ilegítimo. Entre los pocos países que están en contra de estas fraudulentas elecciones, se cuentan: Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Venezuela y en menor medida, Chile, España y República Dominicana.
Estados Unidos, país que ha jugado un rol clave en la continuidad de la dictadura hondureña, felicitó al “nuevo presidente” de Honduras, sellando la prolongación de una gestión viciada desde el comienzo, que tal como lo ha señalado el bloque popular hondureño podría representar un peligroso antecedente para América Latina. Por su parte, Lobo aseguró que conducirá un gobierno forjado desde el humanismo y el cristianismo, y afirmó que lo ocurrido con Zelaya “ya es parte del pasado”.
El dirigente del Frente de Resistencia, Juan Barahona, habló sobre la represión realizada por el gobierno de facto al bloque popular, y se refirió al papel que juega Lobo a la hora de continuar con las directrices del régimen de facto: “El señor Porfirio Lobo -que es el que ha ganado las elecciones en el fraude electoral, en el simulacro que hubo el domingo, es miembro del golpe, es planificador del golpe, es parte del golpe, y ahora es un candidato producto del golpe de Estado. Él está muy comprometido con la oligarquía de este país (…)”, afirmó Barahona, y agregó que el Frente de Resistencia no reconocería a su gobierno, porque había decidido “no dialogar con golpistas”.
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