Celebrando y alertas. Así se definen las organizaciones sociales chilenas vinculadas a la Soberanía Alimentaria y a su principio básico: las semillas criollas y nativas en poder de las comunidades, tras el retiro de la agenda legislativa de su país de la conocida como “Ley Monsanto” que criminalizaba prácticas ancestrales en favor de las empresas semilleras. Así lo dijo, en un análisis de la noticia conocida la pasada semana la integrante de la organización Grain, Camila Montecinos.
El clima es de una celebración cauta, según Camila, ya que se espera una reacción de las empresas del agronegocio que controlan la semilla ejerciendo más presión sobre la administración de Michele Bachelet y la coalición que sustenta su gobierno.
La normativa integraba a la legislación chilena las directrices de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 91) sobre propiedad intelectual en materia de semillas. Para las organizaciones, la normativa prácticamente privatizaba las variedades vegetales e incluso penalizaba la tenencia, conservación, intercambio, uso propio y reproducción de semillas que no tuvieran origen en la industria, criminalizando así a la mayoría de campesinos y campesinas del país.
Montecinos indicó que la táctica para enfrentar al proyecto de ley pasó por demostrar que los argumentos de la industria semillera para impulsarlo eran básicamente “mitos sin fundamento real ni científico”. Tal es el caso del concepto de “descubrimiento” de una variedad vegetal. Montesinos indica que es imposible pensar en la idea de “descubrir una variedad” porque la misma es producto de un largo proceso de domesticación, adaptación y mejoramiento en el que participan cientos de individuos y colectivos.
La práctica ancestral de conservar semillas de un año o una estación para otra se convertía de acuerdo con esta norma en un delito que se procesaba de forma sumaria. Asimismo, el proyecto hoy retirado implicaba que una vez que una empresa registrara como de su propiedad una variedad, también se adueñaba a todas aquellas semillas que se le parecieran, aunque las mismas existieran previamente.
De acuerdo con las organizaciones chilenas que integran la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (mujeres rurales, asalariados y pueblos indígenas) la decisión representa “un gran triunfo” obtenido a través de las muchas acciones, reuniones, foros, entrevistas e iniciativas amplias y movilizadoras de diversas organizaciones “que permitieron una amplia comprensión de parte de la ciudadanía, mediante el desarrollo de argumentos sólidos y un trabajo de difusión masivo que incluyó a cientos de comunidades campesinas e indígenas, así como una discusión seria y metódica con una importante cantidad de Senadores”. Montecinos también señaló que el retiro del proyecto sólo fue posible debido a la fuerte presión social alcanzada en los últimos tres o cuatro años.
La lucha sigue
La CLOC también llama a mantenerse alertas ante el devenir futuro de este debate. “Tenemos que mantenernos alertas y mantener con aún más fuerza nuestra campaña de información, continuar con las conversaciones serias y fundamentadas con las organizaciones, los parlamentarios y la ciudadanía, desarrollando nuestros argumentos de manera aun más clara. Sabemos que la verdad y la justicia están de nuestra parte. Asimismo, esperamos y lucharemos porque la participación de las organizaciones campesinas y de pueblos indígenas en la discusión de una nueva ley sea efectiva y suficientemente amplia y representativa, y que cuente con las necesarias garantías de que seremos escuchados”, indican las organizaciones en su declaración.
La integrante de GRAIN señaló que, de aprobarse, esta normativa significaba el “preludio” del ingreso masivo de transgénicos a Chile, asegurando así el control del mercado de semillas y agrotóxicos, cosa que no ocurrió por ejemplo en Argentina, Uruguay o Paraguay, donde la tecnología transgénica fue introducida “a través del contrabando”.
“Aquí la pelea no ha terminado, seguramente el agronegocio va a establecer un lobbyferoz. Estamos preparándonos para eso. Chile a veces aparece como uno de los países más sumisos, pero si lo hicimos aquí es posible que se triunfe también en otros lugares donde esta ley está planteada” terminó diciendo Camila Montecinos.
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