“Hemos tomado conciencia de que existe una estrategia del agronegocio de unificar todas las leyes de semillas en base a sus intereses (...), pese a las diferencias ideológicas de los gobiernos”, dijo el ecologista Miguel Lovera, de Sobrevivencia – Amigos de la Tierra Paraguay. Fue entrevistado por un medio comunitario en ese país, luego de finalizado el Seminario Taller “Leyes de Semillas: resistiendo el despojo”, que se hizo el 17 y 18 de Octubre en la Granja Escuela Yvapuruvu de Sobrevivencia, en la localidad de Altos.
La Alianza Biodiversidad y la Campaña de la Semilla de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo-Vía Campesina (CLOC-VC) organizaron el seminario-taller con el fin de poner en común análisis sobre la imposición de renovadas leyes de semillas en varios países de la región, pero también para discutir estrategias de resistencia a esos avances. En las últimas décadas el proceso de control y privatización de las semillas por parte de empresas privadas en América Latina, muchas de ellas corporaciones transnacionales, ha ido en continuo aumento.
Con el agronegocio en el control de las tierras y los sistemas productivos la sustentabilidad no importa, todo se reduce a una “una mera operación de costos-beneficios”, dijo Lovera, que fue presidente del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE) del gobierno de Fernando Lugo.
Paraguay es el país con mayor concentración de la tierra en el mundo. El 2,5 % de los propietarios concentra en su poder el 85 % de las tierras. En Paraguay “el interés del agronegocio es el interés del Estado”, se lamentó Lovera, y advirtió que hay un “avance inescrupuloso de la frontera agropecuaria”, con una reducción continua de campesinos “porque cada vez tienen menos acceso a la tierra”. “Por lo tanto, cuando hay menos campesinos hay menos conocimiento y se utiliza menos material genético (semillas), y en consecuencia se produce una erosión de ese material, tanto a nivel genético como a nivel de variedades”, alertó el integrante de Sobrevivencia.
No obstante, Lovera explicó luego que la diversidad y los cultivares se mantienen “bastante bien”, pero llamó la atención sobre la “escasez de semillas”. Según relató el activista, antes habían regiones con un patrimonio genético particular, poblados de 5000 personas por ejemplo, que hoy están totalmente plantadas con soja. En esa línea de pensamiento, muchos de los campesinos han ido a parar a la periferia de las ciudades, con muchísima pobreza. Según Lovera, un cuarto de la población paraguaya pasa hambre y el desempleo es galopante, “llega fácilmente al 25 por ciento”.
Sin embargo, el integrante de Sobrevivencia ve una puerta de salvación para la agricultura campesina. Es que las familias campesinas “mantienen muy bien su conocimiento”, dijo, lo que permite “plantearse un proceso serio de recuperación”.
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