El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) continúa aún siendo blanco de persecuciones de latifundistas, agentes políticos ruralistas y sectores de los medios de comunicación. Esto fue lo que denunció el pasado lunes, 2 de Noviembre, el integrante de la coordinación nacional del Movimiento, João Paulo Rodrigues, en una audiencia en Ginebra, Suiza.
En la ocasión, João Paulo entregó el texto de denuncia al Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, y al representante de Brasil ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), María Nazareth Farani Azevêdo. La idea es presentar a los organismos internacionales el proceso de criminalización que vienen sufriendo los movimientos sociales brasileros por parte de sectores del Poder Judicial, del Congreso Nacional y de una parte de los medios.
Según el texto presentado por el Movimiento, el proceso de deslegitimación aumentó todavía más después de diciembre de 2003. Durantes estos seis años, según la denuncia, el MST fue blanco de tres investigaciones de la Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación, destinada a averiguar las acciones del MST y de organizaciones y personas que los apoyan.
Octubre de este año es la fecha más reciente en que se movilizaron "para presionar al MST, a las actividades de apoyo a este movimiento y al mismo gobierno del Presidente Lula, acusando al MST de apropiarse de recursos públicos, a través de entidades que establecen convenios con el gobierno." De acuerdo con los denunciantes, tal persecución no es azarosa. En agosto de 2009, el presidente brasileiro, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió a firmar el decreto de actualización de los índices de productividad, desactualizados desde 1980.
"Pretende la bancada del latifundio, de esta manera, alcanzar el triple objetivo de asociar al MST con la imagen de un movimiento de corruptos; establecer una fisura en el apoyo que la sociedad brasilera y muchos compañeros nacionales e internacionales brindan a las aspiraciones campesinas, y, finalmente, hacer que el gobierno retroceda en su intento de promover la actualización de los índices de productividad de las propiedades rurales", denuncian.
El texto "La actualidad de la violencia contra los trabajadores sin tierra en Brasil" resalta también que los conflictos entre familias campesinas y propietarios de tierras no es una realidad de los últimos tiempos. En realidad, los hechos ya existían antes incluso del surgimiento del Movimiento organizado, que sólo produjo la visibilidad del problema.
"El surgimiento del nuevo movimiento campesino dio visibilidad a los conflictos: no se podían esconder las ocupaciones masivas, ni era posible agredirlas tan fácilmente. Esta mayor visibilidad, que contrastaba con el silencio sepulcral -digamos- anterior, permitió muchas veces que se atribuyera a la presencia del MST en una determinada región, el surgimiento de los conflictos por la tierra, cuando en realidad, sólo era responsable del retiro del velo que los encubría", explica.
Según la denuncia, a lo largo de los años, el proceso de represión al Movimiento aumentó, incrementándose la violencia y utilizando, también, organismos estatales, como la policía, el Ministerio Público y el Poder Judicial, para deslegitimar al MST y establecer "un rechazo social en su contra, presentándolo no sólo como violento, sino fundamentalmente como agente de corrupción".
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